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Las barriadas de Palma, incluso el centro, y en los pueblos se vive este mes de agosto una situación un tanto peculiar, ya que en las calles proliferan los carteles de «cerrado por vacaciones» de una forma mucha más generalizada que en años precedentes en pequeños y medianos comercios, dando una imagen un tanto peculiar en un destino que en verano se convierte en el principal núcleo vacacional del Mediterráneo, como es Mallorca.

La presidenta de PIMEM Comerç, Manela Campos, afirma que «este agosto hay más locales comerciales cerrados que en años precedentes, lo cual es preocupante porque afecta directamente al comercio tradicional».

Causas

En su opinión, las causas de ver calles con las tiendas cerradas en barriadas de Palma y en los pueblos de la Isla, «son la propia deslocalización de las propias empresas, que optan por trasladar los negocios a zonas con mayor afluencia, lo cual provoca un efecto llamada del consumidor que prefiere comprar en los grandes almacenes en detrimento del comercio tradicional de barrio. Pero, quizás, la principal esté relacionada con una cuestión de costes».

Sobre este punto, Campos afirma que durante estos años de crisis «hemos ajustado mucho los costes y el personal con el que se cuenta es mínimo, de ahí que ante la caída de la demanda se opta por cerrar la tienda en agosto por el tiempo que se considere oportuno. En algunos casos les es más rentable tener cerrado el comercio que abierto, precisamente por una cuestión de costes y bajo volumen de ventas». PIMEM Comerç apunta que esta situación genera una «desertización comercial en las calles de los barrios y en los pueblos de la Isla».

Para intentar variar esta situación, esta patronal va a mantener toda una serie de contactos con el Consell, Govern y Ajuntament de Palma, «porque el objetivo es que hay que apostar más por el comercio tradicional, porque es el que da vida y dinamiza las zonas, al tratarse de locales de a pie de calle», afirma Campos.