Ignacio Vasallo afirma que imponer de nuevo la ecotasa no es una buena opción para Mallorca. | Jaume Morey

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Ignacio Vasallo resume a la perfección lo que ha sido la industria turística en los últimos 45 años, ya que ha vivido toda su evolución y diversificación de productos. Ha ocupado diversos cargos políticos, entre ellos el ser fundador y primer director general de Turespaña (Improtur). Como técnico ha sido director de las OETS de Estocolmo, Nueva York, Milán, Londres y París. También tiene en su haber la identidad corporativa del turismo español a partir del logotipo de Miró: fue él quien la puso en marcha.

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—¿Cómo valora la política turística del Gobierno central?
—Desconozco la política turística. O no lo han comunicado bien o yo no lo he leído correctamente. He leído conceptos genéricos y no cómo se pueden conseguir los objetivos, más aún cuando no hay dinero para promoción turística.

—Usted ha sido director de la OET de Londres desde 2004 a 2013, ¿qué opinión le merece el fenómeno Punta Ballena?
—Hay un conflicto de intereses entre los que quieren ennoblecer la zona, caso de Meliá, y los que apuestan por un público joven y nocturno. Lo que ha sucedido en las últimas semanas solo se puede erradicar de una forma: medidas legales concretas de las administraciones, con actuaciones de carácter policial. Hay que controlar los locales, la calle y aplicar las regulaciones y normativas existentes.

—¿Es efectiva una campaña de comunicación en el Reino Unido?
—No funcionan este tipo de campañas, porque este tipo de turismo se queda solo con los excesos que se quiere evitar y no llega al mensaje de comportamiento. Resolver este problema con una estrategia promocional no tiene ni cabida ni sentido. Además, aquí hay que indicar que muchos touroperadores, pese a lo que digan, se quieren aprovechar de este negocio. Y añadir que las nuevas generaciones de jóvenes británicos son mucho más desinhibidas.

—¿Se ha visto afectada la imagen de Mallorca?
—Son dos cosas diferentes. Una cosa es Magaluf-Punta Ballena y otra, muy diferente, Mallorca. No hay un contagio.

—¿Cómo analiza la caída en un 60% de la partida presupuestaria para promoción por parte del Ministerio de Turismo?
—Desde el punto de vista de manejo presupuestario se ve al turismo como algo seguro. La realidad les ha dado la razón, porque con menor presupuesto llevamos tres años con máximos en turismo internacional. Ha habido una causa fundamental para ello, como es todo el turismo prestado que nos ha llegado a causa de la primavera árabe y del conflicto de Tailandia. El objetivo es lograr fidelizar esos cupos.

—¿Qué puede pasar si no se gasta en promoción?
—Yo lo denomino «efecto Colorado», en el sentido de que este estado americano se pasó cuatro años sin hacer promoción turística, lo cual produjo al cuarto año un caída fuerte de turistas. La memoria de los clientes tiene una duración determinada, más aún si la competencia te come el terreno perdido.

—¿Tienen futuro los paquetes turísticos?
—Por supuesto, sobre todo los paquetes hacia destinos complicados y el producto del todo incluido. Este año, además, se ha producido una recuperación del paquete turístico tradicional y del denominado paquete dinámico.

—¿Se romperá alguna vez la estacionalidad?
—Llevo 45 años en el turismo y la primera vez que oí este término fue a finales de los 60 a los ministros de Información y Turismo, Manuel Fraga y Alfredo Sánchez Bella. Este último abogaba por poner calefacción de butano en cada habitación. Contra la estacionalidad hay muy pocas defensas. Palma, como destino urbano, sí que puede romperla y nunca tendrá problemas. Lo mejor que se puede hacer es que los hoteles estén abiertos siete meses y concentrar en ciertas aéreas lo que puede estar abierto todo en invierno.

—¿Se pueden prohibir páginas web como airbnb.es para alquileres turísticos?
—Se trata del turismo de ciudad y prohibir este tipo de portales no tiene sentido, porque es como poner puertas al campo. El único control es el fiscal.

—Se cumplen 31 años del logo de Turespaña con el sol de Miró, ¿Cómo se produjo su fichaje?
—Todo comenzó en marzo de 1983, cuando visité con Pere A. Serra a Miró para pedirle un logo. Miró comprendió inmediatamente la solicitud, pero imposibilitado para hacer un nuevo diseño, aprobó la propuesta que le hicimos de conjuntar un dibujo que representara al sol y las letras de España, que había diseñado para el Mundial de Fútbol de 1982, y que eran de su propiedad, según la selección que hizo su marchante Francesc Farreras. El sol y la estrella fueron recogidos de un cartel presentado en la Fundación Maeght de Saint Paul de Vence. Con enorme generosidad, Miró rechazó pago alguno por el logotipo del turismo español «Todo bajo el sol». Fue el primer logo abstracto de promoción de una nación, cuyo concepto ha sido copiado por numerosos países.

—¿Hubo algún intento de retirar el logo en años posteriores?
—Sí, en 1996. El entonces secretario de Estado de Turismo, José Manuel Fernández Norniella, lo intentó quitar, pero no fructificó la idea. Este logo, al final, se ha convertido en un bien de Estado y quitarlo sería imposible, ya que llegaría el asunto hasta la Presidencia de Gobierno.