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Desde 1995, la banda terrorista ETA intentó al menos dos veces acabar con la vida del rey Juan Carlos I durante sus estancias estivales en Mallorca, en iniciativas que acabaron siendo desbaratadas por la colaboración entre las policías española y francesa.

El 9 de agosto de 1995 la policía detuvo a un trío de terroristas liderado por el veterano activista Juan José Rego, llegados a la Isla procedentes de Francia en una embarcación de recreo y con un rifle con mira telescópica, una pistola, una metralleta y diversos explosivos listos para atentar desde un apartamento con vistas a la base de PortoPí, donde fondeaba por entonces el yate 'Fortuna'.

Nueve años después, en un episodio del que no han sido despejados todos sus detalles, las fuerzas de seguridad detuvieron al terrorista «liberado» y especialista en rifles de precisión, Javier Pérez Aldunate, que según las pesquisas de las fuerzas de seguridad había acechado al jefe del Estado en sus movimientos por Palma -habituales y con motivo de eventos públicos-, pero que no acabó de recibir en la Isla el arma con el que habría intentado consumar el atentado.