Instante de la interpretación del canto de la Sibil·la en las Franciscanas TOR por la cantante y actriz mallorquina, Maria Bel Riera Pascual. | ultimahora.es

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La celebración religiosa de la Nit de Nadal registró, a pesar de la climatología inestable, una gran afluencia de fieles en la casi totalidad de las iglesias y monasterios de Palma y en las de los diferentes municipios de Mallorca.

Fue una noche para disfrutar por completo de la tradición que ofrecen las denominadas en Mallorca matines, para escuchar el ancestral canto de la Sibil·la -que como se recordará fue proclamado Bien Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en noviembre del año 2010- y admirar la esplendorosa decoración navideña que aquí, en la Isla, se traduce por las neules dispuestas en altares, retablos, sagrarios, lámparas y arcadas.

En la Catedral de Mallorca, llena a rebosar de fieles, se celebró la misa de la Nit de Nadal en la que intervino cantándola por segunda vez en este templo mayor, Margalida Rodríguez.

La iglesia de la Concepción de Palma, también se llenó para la misa de Navidad teniendo en cuenta que es a las siete de la tarde y va muy bien a las familias que luego se reúnen en sus hogares para la cena. Este año la cantó por tercera vez la joven Raquel Ribas, y el Canto del Ángel estuvo a cargo de Carme Vidal. En esta celebración participó un coro juvenil, dirigido por Joan Rosselló.

En la iglesia de las Franciscanas TOR -antiguas capuchinas- cantó la Sibil·la Maria Bel Riera, con matices muy personales, sin desviarse de su origen, acompañada al órgano por sor Paulina.

Las matines en Sant Francesc adquieren un interés especial, pues el protagonismo lo tienen los niños. El púlpito, el pequeño de 9 años Gori Mut, cantó la Sibil·la, acompañado al órgano por Arnau Reynés. El coro de Nins Cantors interpretó villancicos dirigidos por Margalida Arbona, quien a su vez había cantado por la tarde la Sibil·la en el Port de Sóller y en el convento de Sóller.

En la parroquia de Sant Miquel cantó Mercedes Miró, quien en esta ocasión estrenó una preciosa túnica en color dorado y en Sant Nicolau, Cristina Van Roy.