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La Dirección General de Salud Pública y Consumo ha detectado un total de 33 productos inseguros en 2013, lo que ha supuesto la retirada del mercado de 38.200 unidades durante este año.

Según ha informado en un comunicado este miércoles, las inspecciones y los controles realizados por los inspectores de consumo de la Conselleria de Salud han dado como resultado la inclusión de estos 33 productos inseguros en la Red de alerta de productos industriales.

Concretamente, se han efectuado alertas sobre 12 juguetes, cinco pequeños electrodomésticos, cuatro cargadores, dos termos, dos modelos de guirnalda luminosa, cuatro modelos de zapatos, un mechero láser y un artículo de decoración.

Entre los juguetes hay trompetas, gafas de juguete, un juguete musical, un puzzle para el suelo, muñeco, un anillo, así como otros adornos luminosos de goma y artículos para hacer pompas de jabón. Todos éstos presentaban riesgo por el acceso a las pilas de botón, por producir piezas pequeñas al romperse o por estar contaminado el jabón de las pompas.

También se han retirado alisadores de pelo, hierros de rizar y planchas de pelo, cargadores o adaptadores que no cumplen los requisitos de seguridad eléctrica o de etiquetado, termos para bebida o comida que contenían amianto, guirnaldas luminosas con riesgo de choque eléctrico, zapatos con niveles superiores a los permitidos de cromo VI, que puede producir dermatitis y un artículo de decoración que, en contacto con el agua, crece a un volumen mayor del permitido, de forma que puede producir riesgo gastrointestinal si es ingerido por un niño.

Los servicios de inspección de consumo de la Dirección General de Salud Pública y Consumo realizan controles de seguridad de los productos que están en el mercado para detectar el grado de cumplimiento de los requisitos de seguridad y su posible inclusión en la Red de alerta en el caso de que sean inseguros.

Además, los servicios de inspección tienen que retirar del mercado los productos incluidos en la Red de alerta por otras comunidades autónomas.

La Red de alerta conecta las diferentes Comunidades Autónomas y el Instituto Nacional de Consumo entre sí, así como con el resto de países integrantes de la Unión Europea. Esta Red permite un ágil intercambio de información de la detección de productos inseguros en el mercado, posibilitando una rápida adopción de las medidas adecuadas para su retirada.