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Jesús Murgui, actual obispo de Orihuela-Alicante y exobispo de Mallorca, presidió ayer en el Palacio Episcopal de Palma el acto de entrega de ocho títulos pontificios, concedidos por el papa Benedicto XVI a instancias de Murgui, a cinco sacerdotes y tres seglares de Mallorca.

Lluc Riera (administrador apostólico diocesano), Rafel Umbert, Andreu Genovart y Joan Servera recibieron el título de prelados de honor de Su Santidad, y Antoni Burguera fue nombrado capellán de Su Santidad. Estas distinciones les otorgan el tratamiento de monseñor (como los obispos y cardenales) y pueden lucir botonadura y fajín morado como integrantes de la Familia Pontífica.

Asimismo, los abogados Rafael Perera y Raimundo Zaforteza, y el economista Gabriel Cortés recibieron de manos de Murgui la Cruz Pro Eclessia et Pontifice, creada por el Papa León XIII, y que reconoce sus vidas al servicio de la Iglesia en distintos campos.

Reconocimiento

El acto fue sobrio y sencillo. Tras unas palabras del canciller Josep Adrover, el obispo Murgui eliminó cualquier propósito de singularizar las distinciones y las hizo extensibles «a muchos otros miembros de la Iglesia en Mallorca, colaboradores nuestros en su condición de sacerdotes, laicos y personas consagradas, hombres y mujeres adornados como ellos de amor, trabajo y dedicación desinteresada a esta gran Diócesis».

Ocho diplomas y tres cruces e insignias (el fajín morado lo recibieron más tarde) fueron entregados ante familiares y amigos de los homenajeados. Ante la existencia de un posible donativo al Santo Padre por conceder estos honores, fuentes del Obispado afirmaron que el coste total para la Iglesia de Mallorca ronda los mil euros. «No hay que hacer ningún donativo ni regalo. Es lo que se paga por las tasas, realizar los certificados y adquirir las cruces».

En nombre de los sacerdotes distinguidos, se dirigió al público Andreu Genovart, agradeciendo al obispo Murgui haber solicitado al Papa los títulos. «Fue una sorpresa saber que íbamos a recibir estas distinciones, ninguno de nosotros lo había pensado nunca. Es un reconocimiento a la labor pastoral en la Diócesis. No entra en nuestro estilo utilizarlo como signo de privilegio entre nuestros hermanos», afirmó.

Anonimato

Por su parte, Rafael Perera fue quien tomó la palabra en nombre de los seglares. Calificó las distinciones de «inmerecidas», agradeció al Papa y a Murgui (de quien dijo «tiene la capacidad de remover Roma con Santiago») estos honores. Después, afirmó que «sólo podemos aceptarlos en representación del conjunto de laicos de Mallorca que arriman el hombro cada uno en sus puestos. Son tiempos en que la Iglesia no debe recrearse excesivamente en reconocer y otorgar reconocimientos especiales a trabajadores o actitudes a favor de la Iglesia. Son tiempos en que debe valorarse por encima de todo de una manera anónima el servicio a la Iglesia». Perera finalizó con un cariñoso recuerdo hacia «el pastor Teodoro Úbeda, de quien también tuvimos el honor de tener su confianza».

El acto finalizó con la firma de las actas y un sencillo aperitivo.