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En menos de medio año, Jaume Matas y Maria Antònia Munar han compartido paso por el banquillo. Ahora ambos esperan: el primero al Tribunal Supremo y la segunda, la sentencia del ‘caso Maquillaje’. Juzgados por distintos tribunales, los dos procesos han compartido el mismo escenario y distintas constantes como el papel que en ambos juicios han tenido los acuerdos con Fiscalía por parte de acusados claves para sostener los cargos contra los dos políticos. También hay diferencias, la primera la expectación: el público en las puertas de la Audiencia apenas apareció en el ‘caso Maquillaje’ y fue constante con Matas. Otra la marca la personalidad de los acusados. Mientras el ex president del Govern estuvo sólo durante buena parte de las sesiones, Munar siempre ha estado arropada. Los paralelismos se extienden a los secundarios del juicio y se puede trazar una conexión entre los que se quedaron el dinero, Alfredo Conde en un caso, Antonio Alemany en el otro; los jefes de prensa, Margarita Sotomayor por uno y Joan Martorell por otro; el empresario ‘arrepentido’, Miquel Oliver en el caso de Vídeo U, José Miguel Romero en el ‘Palma Arena’. En ambos ha existido una acusada a la que se retiraron los cargos a última hora: Elisabet Diéguez y Dulce Linares, ambas defendidas por el bufete Valdivia-Campaner.

Los dos juicios tienen un origen similar: piezas separadas de dos grandes procesos que cristalizarán en nuevas citas en el banquillo para ambos acusados.

El grueso de la acusación para Munar y Matas está en los delitos de malversación. Éste tipo penal y el de falsedad en documento oficial es el que disparó a la imposición de una pena de seis años al ex president, la misma que se pide a Munar, sólo por este suma cinco del total. En el caso del ex president, distintos juristas apuntan que era complicada una opción intermedia para él. O se le absolvía o se le imponía una pena dura de prisión por este delito. En el caso de Munar y de su compañero de banquillo, Miquel Nadal, se plantea una situación diferente. Para ellos sí podría caber una condena relativamente menor. El juicio tiene dos vertientes bien marcadas: por un lado la compra de Vídeo U y por otra la concesión de 240.000 euros en subvenciones a las dos empresas. De entender el tribunal que hay una responsabilidad penal en la adquisición de las participaciones a través de testaferros y no en la concesión de las subvenciones sí cabría esa condena leve en el ‘caso Maquillaje’.

El ‘caso Palma Arena’ apareció en los informes de los abogados en el ‘caso Maquillaje’. De hecho, la sentencia fue citada en la múltiple jurisprudencia manejada. Sobre todo por un detalle. En ese caso, el fiscal acusó de un delito de fraude de subvenciones a Antonio Alemany. Los abogados reclaman aquí ese delito porque en ambos casos la cuantía defraudada no llegaba a los 120.000 euros, límite para acusar.

Una última semejanza, en los juicios ha quedado probado que ni Matas ni Munar se llevaron dinero en esos casos.