Protestas en el Hospital General. | Alejandro Sepúlveda

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Preocupación, decepción, desencanto, resignación... es lo que sienten los trabajadores de los hospitales que el Govern va a cerrar. El Hospital General de Mallorca hace meses que los integrantes del equipo de Paliativos temen el cierre de la Unidad. No ha sido así. En teoría, se traslada. Desde el Govern se anuncia que los enfermos y el personal fijo serán trasladados a otros centros sanitarios. Las enfermeras no se lo creen: «Nos dicen mentiras. Me imagino que quieren cerrar el Joan March y probar qué pasa y el año que viene cerrarán éste. No me creo lo de Son Dureta».
El Govern no puede colocar a los trabajadores en hospitales que no les competen, por ello los trabajadores dudan de la apertura de Son Dureta para la atención sociosanitaria, que ahora se verá cercenada. «Aquello está que se cae, y yo he tenido a mi madre en Cruz Roja y las instalaciones no están preparadas». Las enfermeras recalcan que su trabajo en equipo es importante, que lo único que se consigue con el cierre es diminuir la atención al paciente: «Si van quitando gente, cada trabajador hará el trabajo de dos o tres». «Creo que vamos hacia una privatización y nadie está de acuerdo». «¡Nos quieren cargar a todos; es una manada de sinvergüenzas!».
La opinión de los usuarios sobre el servicio sanitario en estos dos hospitales es unánime: muy positiva. Todos coinciden en que la prioridad de gastos del Govern está equivocada, que gastan en asuntos menos importantes que la Sanidad. A la frase de J. I. Aguiló, vicepresidente del Govern, defendiendo el cierre como una racionalización de la gestión, la respuesta de una enfermera es clara: «I una merda!». En el Hospital Joan