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El último informe estadístico del Banco de España, referido a todo el acumulado del ejercicio económico de 2011, refleja el efecto directo de la crisis económica en el sistema financiero balear, tanto en lo que concierne al descenso de los depósitos y créditos.

El dato más preocupante (ver gráfico adjunto) es la caída en picado de los depósitos bancarios, que en el último trimestre del pasado año bajaron en casi 1.000 millones de euros respecto al tercer trimestre. Así, mientras que en septiembre de 2011 el Banco de España contabilizó en las Islas unos depósitos bancarios por valor de 20.616 millones de euros, a finales de diciembre la cifra alcanzó los 19.629 millones de euros.

Deterioro

Esta situación contrasta con la guerra de depósitos en la que han entrado todas las entidades y grupos bancarios, pero la misma no ha tenido el efecto esperado, pese a las altas rentabilidades que se han ofrecido para captar depósitos de clientes de una entidad a otra.

Si el nivel de depósitos a 31 de diciembre del pasado año se remonta a las cantidades que imperaban en el segundo trimestre de 2009 (19.582 millones de euros), la evolución de la inversión crediticia, por efecto directo de la crisis financiera, también ha tenido un comportamiento negativo, ya que en el comparativo de diciembre de 2010 a diciembre de 2011, el decrecimiento ha sido más que notorio, al pasar de 46.197 millones de euros a 45.000, es decir 1.197 millones de euros menos.

El deterioro de la actividad bancaria, extensible a todo el sistema bancario español, tiene una especial relevancia en Balears, puesto que las patronales PIMEM y CAEB llevan quejándose desde principios de 2011 de la negativa de las entidades bancarias a conceder créditos, estrangulando con ello la propia actividad de la economía balear y de las pequeñas y medianas empresas de las Islas.

Las tasas interanuales del crecimiento de créditos y depósitos se van reduciendo de forma progresiva. Así, según fuentes financieras, «esta tendencia será aún más negativa en 2012, ya que los bancos tienen que proceder a su recapitalización como objetivo prioritario para no verse intervenidos. Esta situación genera que la actividad crediticia esté en mínimos y que las estrategias para captar depósitos, pese a no funcionar, sean gravosas para los intereses de las entidades».

La situación de las entidades financieras de Balears es muy pareja al del resto de comunidades autónomas, ya que están viviendo la misma situación.