Un momento del brindis navideño de Bauzá, acompañado del resto de las autoridades. | Nuria Rincón

TW
77

El president Bauzá volvió a animar ayer a la militancia de su partido, el PP, a «hacer lo que tenemos que hacer». Lo hizo al inicio de la cena de Navidad que reunió a más de mil personas, entre ellas el empresario hotelero Gabriel Escarrer, y que comenzó brindando con cava. Copa en mano, los asistentes se pusieron de pie y respondieron al deseo de felicidad que les lanzó Bauzá desde el escenario,

Bauzá no aportó ni una clave nueva en su breve intervención, en la que se explayó con la idea de que ha llegado el cambio, aunque ya hace varios meses que gobierna. La cena, con práctica totalidad de los cargos y sonadas ausencias, como las de Delgado y Pastor, fue, sobre todo, una celebración. El primero de los oradores, José María Rodríguez, lo dejó bien claro desde el primer momento: «Buenas noches a todos, casi nos morimos de éxito pero cabremos todos». Y es que cuando comenzaron las intervenciones, la gente seguía entrando. Rodríguez aludió al «buen año electoral» y a partir de ahí hizo subir al escenario a los demás: al presidente de PP en Mallorca, y vicepresidente del Consell, Joan Rotger; al presidente del Parlament, Pere Rotger; a la presidenta del Consell, María Salom; al aún secretario general del partido y diputado, Miquel Ramis, al alcalde de Palma, Mateu Isern y, finalmente a Bauzá, a quien presentó como «la persona que encabeza el Partido Popular» y el que había hecho posible el final de la travesía del desierto. De Bauzá había dicho previamente Pere Rotger que «tenemos un líder que tiene claro lo que hay que hacer».

Los ‘muros'

Los juegos de palabras de Bauzá con el verbo ‘hacer' han dado la vuelta a los ‘muros' de Facebook y a los medios de comunicación y el president los sigue haciendo. Anoche insistió una y otra vez. Dijo que lo que había que hacer «lo haremos entre todos», aunque se sinceró un poco y añadió que algunas de las cosas que habrá que hacer «serán difíciles» y algunas no gustarán a todos.

Y ya con la copa del brindis en la mano, hizo votos por «recuperar la alegría, la confianza y la felicidad».

No hubo mucho más y llegó el clásico de todas las cenas navideñas del PP: la venta de tiras para el sorteo final de diversos lotes de regalos, un gran jamón incluido.