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Miles de personas se sumaron el pasado sábado en Palma a la protesta global 15-O. Una manifestación bien valorada en general, pero que generó incertidumbres: ¿Quiénes son realmente los 'indignados'?, ¿dónde están sus interlocutores?, ¿cómo se pasa de una acampada a una protesta que mueve a unas 10.000 personas a salir a la calle?

Mientras el president Bauzá no quiso hacer declaraciones, el expresident Antich reconoció: «Hay que tener más en cuenta a la ciudadanía».

Joan Lladó, líder de Esquerra-Illes, fue algo más explícito: «Al 99%, los 'indignados' son quienes en su día prestaron apoyo al PSOE, son los huérfanos de quienes han traicionado sus ideas». Lladó dejó claro que los 'indignados' sí tienen ideología: «Son la izquierda real».

Francesc Mellado, secretario de Comunicación del sindicato CCOO, afirmó: «En un 90% estamos de acuerdo con los 'indignados', pero nos gustaría saber quiénes son sus interlocutores, porque no hay cabezas visibles».

¿Asambleario?

«Tarde o temprano tendrán que implicarse en las organizaciones en uso: partidos políticos, sindicatos, ONG, u organizarse de alguna manera más eficaz que la asamblearia», dijo el representante de CCOO.

En cuanto al perfil del 'indignado', Mellado afirmó que «la gente pide un cambio y es normal que la llamada de atención a la clase política se haga más incisiva ante los comicios del 20-N, aunque siempre ha sido el mismo», aseguró.

Manuel Pelarda, el número dos de UGT, valoró bien la marcha del 15-O en Palma. «Los 'indignados' son un movimiento sin bandera ideológica, un grupo de ciudadanos anónimos que se extiende según se ven afectados por la crisis. Así se han ido sumando colectivos relacionados con la educación, la sanidad o los servicios sociales.

Pelarda incidió en que «el 15-M es un movimiento imposible de parar. Sólo en Balears hay 160.000 inmigrantes que todavía no visualizan como propio este movimiento, pero lo harán», concluyó.

Por su parte, David Díaz, secretario general de USO-Balears, reconoció su participación en el 15-O, pero «a título individual».
«No es normal que los ciudadanos tengamos que prestar dinero a las entidades bancarias para que paguen su deuda y que, a su vez, éstos nos puedan dejar dinero. No es normal mientras hay familias sin posibilidad de levantar cabeza».

Díaz descartó que el movimiento 15-M esté manipulado: «Es heterogéneo y expresa de forma cívica algo fundamental, que es anteponer las personas a los mercados».

Biel Caldentey, secretario general del STEI-i, señaló el malestar social con los poderes establecidos: «Siempre la pagan los más débiles. Hay un hartazgo social ante esta estafa».

Caldentey fue claro: «O los políticos cambian la política, o la política cambiará a los políticos. No queremos ser súbditos del capital, convertirnos en una sociedad mercantil regida por un consejo de administración», zanjó.