A media mañana, el espacio ferial estaba a rebosar de público y no sólo de la Part Forana. | J. Lladó

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Son Ferriol, un año más, demostró ser el mejor en cuestión de ferias agrícolas y ganaderas, lo que la convierte en la Fira por excelencia, dicho sea sin ánimo de menoscabar a las demás.

La Fira, que dio comienzo el sábado y que continuó ayer, lo hizo, sobre todo a primeras horas de la mañana, mirando hacia el cielo gris, que afortunadamente a mediodía se tornó azul. De entre lo destacable de este año, dos cosas: la presencia multitudinaria de políticos de casi todas las formaciones, entre otras, la de Jaume Font. Cada cual a su bola hizo la feria como le convino, procurando coincidir lo menos posible, lo cual para ellos es algo habitual tanto en el espacio como en las ideas. Los del PP parecían como los directivos del Real Madrid a principio de temporada en que todo lo ven con optimismo, con cara de este año no se nos escapa. Los del Pacte, también, como los del Madrid, aunque a final de temporada, intuyendo que la Liga se la lleva su más directo rival. Y los demás, a la expectativa. «Yo lo único que pido es consenso», no hacía más que repetir Font, aunque encantado de hacerle un roto a quien fuera.

Otro asunto destacado fue la presencia de la plataforma Via conectora així no, con pancartas y silbatos, siguiendo al cortejo municipal presidido por la batlesa, Aina Calvo, que les advirtió de que si se iba era porque tenía que acudir a otro acto, que no por otra cosa.

Globalizada

Por lo demás, la Fira brilló en todo su esplendor. Más Fira que nunca, en ella se encontró de todo según pudimos ver haciendo el 'paseillo'. Fira, por otra parte, globalizada, dado que en una misma hilera de estands se podía encontrar empanada chilena, coca de patatas, queso extremeño, camaiot artesano y pan con sobrasada.

Los feriantes, de acuerdo al producto, fueron distribuidos a los largo y ancho del recinto en zonas para las secciones agroalimentarias, artesanos, animales y caza, atracciones, feriantes de Son Ferriol, coches o maquinaria agrícola e industrial. Es decir, cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa. Y hubo también exposiciones de fotografías de molinos y de belenes. Tampoco en los actos desarrollados a lo largo de la jornada faltaron los talleres artesanales y con material reciclado, la elaboración y degustación de productos de la tierra, el ball de bot y los bailes de salsa y de salón y, cómo no podía ser de otro modo, exhibición de perros pastores y labrado con arado tirado por el borrico, y también se explicó cómo se trillaba en la era con la mula.