La fuga provocada por las fuertes lluvias está controlada, pero persisten los charcos y el barro. Fotos: MIGUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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El fin de la lluvia ha traído la calma a la zona del Passeig Sagrera y sa Llotja, tras la fuga de aguas fecales que ayer ocasionó problemas de suciedad y mal olor en la barriada durante todo el día.

Los trabajadores de Emaya, que ayer se afanaban bajo la lluvia en controlar el escape y limpiar la zona para ocasionar las mínimas molestias a vecinos y restauradores, no estaban por la zona, pero sí las máquinas que están mejorando el sistema de alcantarillado para evitar este tipo de problemas.

Del escape de ayer, poco quedaba, un cierto olor en el aire y algunos restos dispersos que serán recogidos en breve.

Matías, un vecino de las Drasanas desde hace más de 50 años, asegura que el escape de ayer fue una «minucia» en comparación con lo que ha pasado otras veces. «Yo he visto salir agua sucia a presión en la plaza, levantando por el aire las tapas del alcantarillado», nos señalaba mientras continuaba con su paseo.