Gabriel Roca, presidente de Caixa Rural de Balears. | S. Amengual

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«La fusión con Cajamar se puede calificar como la mejor operación financiera para Caixa Rural de Balears, porque hemos elegido a la caja rural más grande de España, con 600.000 socios, y que tiene el mismo ADN agroalimentario con el que operamos aquí. Cajamar es un referente a nivel nacional en este aspecto, de ahí las más de 1.000 cooperativas agroalimentarias con las que opera. Nosotros, pese a la fusión, seguimos siendo Caixa Rural y, lo más importante, es que salimos ganando todos», afirma el presidente de Caixa Rural de Balears, Gabriel Roca.

Reestructuración

Para explicar el porqué de la fusión con Cajamar, Roca indica que «desde el Banco de España se estaban lanzando claros mensajes de que iba a haber una reestructuración importante en nuestro sector, más aún cuando las 76 cajas rurales que hay en nuestro país representan el 65 del mercado financiero nacional Con este mensaje Caixa Rural inicia los contactos y ratifica que Cajamar es la mejor opción. Antes de hacer nada, testamos otras cajas rurales, como la del Duero, que hizo lo propio con Cajamar, y vemos que el nivel de confianza es más que elevado. Asimismo, cuando comentamos al Govern nuestra intención, la respuesta que recibimos fue óptima, en concreto por el músculo financiero de Cajamar para desarrollar todo el negocio agroalimentario, como así han dejado constancia en la zonas en donde operan».

Tras la operación, la intención de Caixa Rural es pasar de las 30 oficinas actuales a unas 35 a corto plazo».
Un hecho que destaca Gabriel Roca es que Caixa Rural ha hecho bien las cosas en materia de gestión, como así lo demuestran los balances del último año y del primer semestre de 2010. «El mercado te pide exigencia de capital, solvencia e innovación tecnológica, todo ello enfocado a mejorar la competitividad. Nosotros buscamos un socio que sea una caja rural que tenga el mismo ADN agro que tenemos en Balears. Cajamar es nuestro referente y cerramos la operación. Como nosotros hemos podido elegir a la caja rural que era la más adecuada, hemos impuesto una serie de condiciones, como el mantener todos los puestos de trabajo, petición que se acepta porque no tenemos solapamiento de oficinas en las Islas. Cajamar tiene solamente una oficina en Balears. Es una zona en la que no estaban y que les interesa mucho por su vocación de expansión nacional. Al final ganamos todos: los socios, empleados y los clientes, que podrán disponer de una mayor gama de productos y un músculo financiero más importante del que teníamos. Estando en una entidad de dimensiones nacional, si no tuviéramos una dimensión adecuada en poco tiempo nos veríamos obligados a realizar negocios marginales. Simplemente, hemos evolucionado y seguiremos siendo Cajamar-Caixa Rural».