Cristina Cerdó, ayer en su despacho de Emaya minutos después de hacer efectiva su baja como militante de UM. | S. Amengual

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Cristina Cerdó ha decidido abandonar la política. Tras estar 22 años en UM, Cerdó deja la formación nacionalista, su acta de concejala en Cort y la presidencia de Emaya, pero acusa a la cúpula nacionalista de haberla deslegitimado.

-¿Cuál es el motivo para dejar UM y el Ajuntament de Palma?
-Me he sentido deslegitimada por la dirección de UM. Yo tenía el mandato del comité de Palma para negociar la moción de censura en unas circunstancias muy concretas y en el último momento se sacaron de la manga contrapartidas que eran nuevas para mí y para el PP.

-¿A qué se refiere?
-Nosotros estábamos dispuestos a apoyar al PP a cambio de nada, de ningún cargo. La ponencia de ética del pasado congreso de UM va en esa línea, pero en la última reunión Joan Monjo y Josep Melià exigieron al PP cargos y puestos de trabajo. No es lo que habíamos pactado desde el principio.

-¿No había desencuentros por la política lingüística?
-Es cierto que el PP prefería que no se incluyese en el documento programático la cuestión de la normalización lingüística, pero Bauzá dijo que no se rompería el acuerdo por esta cuestión. En estas circunstancias, lo mejor era marcharme de UM y del Ajuntament de Palma. No quiero perder más el tiempo. Me votaron para trabajar y en estas circunstancia es imposible.

-¿Cómo definiría su relación con Aina Calvo?
-La alcaldesa de Palma ha actuado con prepotencia desde el primer momento. Calvo no fue la candidata más votada, pero ha actuado como si tuviese mayoría absoluta. Ha intentado desacreditar mi gestión en Emaya y ha insinuado que había contrataciones irregulares en la empresa. En Emaya, y se lo puedo demostrar, no hay más de ocho o nueve personas contratadas por UM. También hay personas del PP y del PSOE y nadie dice nada. Es injusto que intenten hacer creer que yo he hecho contratos ilegales.

-¿La moción era una venganza personal contra Calvo?
-No, ni mucho menos, era una respuesta para garantizar la estabilidad en el Ajuntament de Palma. La gestión en Cort es de parálisis, no se hace nada, y están engañando a los ciudadanos. Yo en estas condiciones prefiero marcharme a mi casa.

-¿Volverá a la política?
-No lo descarto, pero ahora mi objetivo es alejarme un poco de todo y retomar mi vida privada. Mi familia se lo merece.

-¿Llegó a plantearse dejar UM y mantener su acta de concejala?
-No, se lo repito. No quiero perder más tiempo en estas circunstancias. Prefiero marcharme a casa.

-¿Cómo ha sido su relación con los trabajadores de Emaya?
-Ha sido un honor para mí poder trabajar con esta plantilla de trabajadores. En Emaya hay mucha profesionalidad y estoy orgullosa de haber presidido la empresa.

Adiós a la política

Cristina Cerdó hizo ayer efectiva su baja de Unió Mallorquina, renunció al acta de concejala en Palma, y acusó a Josep Melià y Joan Monjo de deslealtad y traición. Dos días después de frustrarse la moción de censura contra la alcaldesa Aina Calvo, Cerdó decidió romper con 22 años de su vida política y por la mañana entregó la renuncia como militante de Unió Mallorquina.
Horas más tarde, Cristina Cerdó acudió a su despacho de Emaya. Además de abandonar UM, la ya ex dirigente nacionalista tenía decidido dimitir como concejala en Palma y, por ende, abandonar la presidencia de Emaya. Cerdó comunicó su decisión a su staff directivo y a la propia Aina Calvo, alcaldesa de Palma, quien por la mañana había ofrecido la presidencia de la empresa pública al PP.
Cerdó abandona UM al sentirse deslegitimada por la cúpula nacionalista, y principalmente por Josep Melià, el nuevo presidente, y Joan Monjo, secretario general. Cerdó había obtenido carta blanca del comité de UM Palma para iniciar negociaciones con el fin de impulsar una moción de censura con el PP.
El comité de UM Palma aceptaba dar un giro a la política municipal a cambio de estar en la oposición. El acuerdo se adoptó el 8 de abril. A partir de ese momento, Cerdó tenía manos libres para negociar con el PP un acuerdo programático, pero ninguna contrapartida más. Ni cargos ni puestos de trabajo.


Moción de censura
El martes, Melià y Bauzá se reunieron -algo que negó UM- y alcanzaron un principio de acuerdo para la moción de censura. Sólo existía un escollo, pero insuficiente para romper el acuerdo, según la propia Cerdó. UM quería que el punto sobre normalización lingüística se mantuviese en el acuerdo. El PP pedía no incluirlo, pero no era una traba suficiente para evitar la moción de censura.
En otra reunión celebrada el jueves, UM cambió el guión que había marcado Cerdó en sus negociaciones con José María Rodríguez, presidente del PP de Palma. En dicha reunión, Joan Monjo -Josep Melià se ausentó a mitad del encuentro- UM exigió un tercio de los cargos disponibles, puestos de trabajo y una tercera cuestión que nadie quiere hacer pública. En ese momento, Cerdó se sintió desautorizada ya que ella había conseguido el visto bueno para impulsar la moción con los criterios marcados por el comité de UM Palma.
De hecho, Cristina Cerdó tenía decidido dimitir en Emaya el mismo día que se hiciese efectiva la moción de censura contra Calvo.
El viernes se reunió la ejecutiva en Llubí y se acordó mantener la propuesta de la normalización lingüística en el programa del Ajuntament de Palma. Ese mismo día, y en declaraciones a este diario, dirigentes de UM daban por hecho que habría acuerdo y que la moción de censura se presentaría la semana que viene.
Sin embargo, el PP decidió romper las negociaciones ese mismo viernes. Y a partir de ahí, Cerdó acordaba dejar la formación nacionalista.