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El juez instructor del 'caso Funeraria', Manuel Vicente Penalva, y el fiscal anticorrupción Pedro Horrach interrogaron ayer durante dos horas al ex gerente de la Empresa Funeraria Municipal (EFM) Óscar Collado por la supuesta comisión de varios delitos, entre ellos, el de coacción a varias funerarias por cuestiones crematísticas.

Collado, en libertad bajo fianza de 100.000 euros tras permanecer 16 días en la cárcel de Palma en su calidad de principal imputado en la supuesta trama de corrupción en la EFM en la pasada legislatura, negó todas las imputaciones.

El 'caso Funeraria' es investigado desde el pasado mes de junio ante la posible comisión de cuatro delitos: malversación de caudales públicos, prevaricación, falsedad documental y fraude a la administración.

Collado, defendido por el abogado José Ignacio Herrero, volvió a declarar ayer como principal imputado tras las últimas declaraciones de incriminados y testigos ante el juez Penalva y, a la pregunta de si es cierto que cobraba entre el 20 y el 30% de sobrecoste a proveedores de la EFM, respondió con un lacónico «falso».

Tras insistir en que nunca llegó a cobrar comisiones ilegales, negó también con rotundidad haber percibido dinero camuflado en facturas por servicios prestados por la EFM.

Collado también fue interrogado por el viaje que realizó la anterior presidenta de la funeraria municipal Maria Sans (PP) a Chicago, y discrepó con ella al declarar que no recordaba que le hubiese hecho entrega de 5.000 euros como asegura.

Añadió que Marina Sans, defendida por el letrado Rafael Perera, había realizado un «montón» de viajes con la funeraria y que él nunca había recibido dinero de ella para pagar esos desplazamientos. Incluso, negó haber gestionado el viaje a Chicago, como declaró la ex presidenta de la EFM: «No es cierto», resumió.

Collado también fue preguntad por los 'tickets' de taxis en los desplazamientos, y dijo que los modificaba cuando faltaba alguna de esas facturas. En esa tesitura involucró a Ataúlfo del Hoyo (ex asesor jurídico de la EFM) y Marina Sans, entre otros, es decir «cualquiera que viajase con nosotros», precisó. Interrogado por dinero ingresado en las cuentas de la EFM del que, sin embargo, no existe constancia alguna, Collado también negó haber recibido «en mano» determinadas cantidades, según han explicado algunos testigos. «No es cierto, no es verdad», repetía ante el juez y el fiscal cuando éstos le hacían saber el contenido de algunas testificales.

En ese contexto, Collado también negó haber recibido comisiones y viajes de determinados proveedores, así como el hecho de haberse comprado un coche de alta gama de la marca Volvo nada más adjudicarse las obras del cementerio de Sant Jordi.

«Era de un familiar», dijo el principal imputado en la causa, quién recordó que para adquirir ese coche tuvo que gestionar un préstamo personal y recurrir a «dinero ahorrado».

Collado, asimismo, tuvo que responder por su elevado tren de gastos en hoteles de lujo y restaurantes, sobre todo en 2005, cuando facturó 20.000 euros en comidas y 44.000 euros en viajes.

Sobre esa cuestió, afirmó que el volumen de facturación de la empresa y los cargos que ostentaban eran importantes, y que además, la Empresa Funeraria Municipal representaba a muchas agrupaciones y asociaciones a nivel español y europeo, y que eso justificaba la mayoría de los gastos realizados.