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La destitución de Ricardo Costa como secretario general del Partido Popular valenciano se da como un hecho irreversible para este próximo martes; para ese día el presidente regional, Francisco Camps, ha convocado el comité regional de su partido para acordar la destitución de su 'número dos' por su vinculación en la trama del 'caso Gürtel'. Todo indica que, al final, la dirección nacional del PP se ha visto en la obligación de reaccionar para no quedar en evidencia tras la decisión de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que expulsó a tres diputados de su grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid imputados en la misma causa.

La jugada de la política madrileña había dejado en evidencia a Mariano Rajoy, el cual se ha visto en la obligación de presionar sobre su partido en Valencia para que también se tomaran medidas. La maniobras de la dirección estatal de los conservadores están encaminadas a soltar lastre ante el dominó desencadenado tras la publicación de parte del sumario del 'caso Gürtel', un asunto que también podría salpicar al mismísimo Camps, puesto que su credibilidad está en entredicho a pesar de la exculpación obtenida de los tribunales por el asunto de los trajes.

Después de negar por activa y por pasiva las relaciones con la trama del 'caso Gürtel', la cúpula del Partido Popular se ve en la obligación de exigir dimisiones que le hagan de cortafuegos frente a la corrupción. Este cambio radical de discurso pone en entredicho el anterior, basado en la teoría de la conspiración político-judicial, con la que se defendían los conservadores, todo un claro ejemplo de lo que nunca deberían haber hecho. Queda por saber hasta dónde será capaz Mariano Rajoy de limpiar el Partido Popular.