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El llamado 'caso Gürtel' está revelando un entramado de financiación irregular del Partido Popular que ya no sólo afecta a Madrid y Valencia. Los datos del sumario dados a conocer extienden las relaciones hasta Galicia durante el mandato del presidente de honor de los conservadores, Manuel Fraga Iribarne. La mancha de la corrupción salta de comunidad en comunidad para salpicar a personajes cada vez más significativos de la dirección del PP, como es el caso del yerno del ex presidente José María Aznar, Fernando Agag, aunque éste ha negado cualquier vinculación con la organización mafiosa dedicada a cobrar cuantiosas comisiones por encargos procedentes de la Administración pública y desviar algunas partidas a las arcas del PP.

Ante el cariz que están tomando los acontecimientos resulta sorprendente la reacción del presidente nacional del Partido Popular, Mariano Rajoy, que retoma el manido argumento de la conspiración contra su partido para explicar las implicaciones que aparecen en el sumario del 'caso Gürtel'. La estrategia del ataque como fórmula de defensa no parece que sea la más idónea en todo este asunto. Cuando se trata de temas como el de la corrupción, Rajoy debería replicar con transparencia en lugar de agazaparse en una especie de discurso que sólo satisface a los suyos pero que no convence a nadie. La endeblez de los planteamientos del dirigente conservador resulta alarmante cuando queda contrastada la intervención de personajes tan turbios como 'Don Vito' "Francisco Correa", supuesto cerebro de la trama", o 'El Bigotes' "Alvaro Pérez"; alias dignos de película infantil o de aficionados. Lo malo es que ellos se enriquecieron con el dinero de todos.