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lo largo del día de ayer se celebró en Esporles la Fira Dolça, nacida hace cinco años, que ha dado al pueblo mucha vida, «que es de lo que se trataba», nos apuntaba ayer el alcalde Miquel Ensenyat, cumplimentado a sus visitantes, entre ellos el conseller de Mobilitat, Biel Vicens, y Biel Barceló, secretario general del PSM. «La creamos para dar a conocer el pueblo, que pese a estar cerca de Palma y otros pueblos, no era muy visitado Y pensamos en una feria dolça, porque en toas partes ha reposteros y en cualquier época del año se hacen pasteles. Y creo que hemos acertado, basta, si no, con darse una vuelta».

 

Y sí. Desde primeras horas de la mañana, Esporles se vio invadida de visitantes. A las nueve, el gran parking ubicado a la entrada, parking sobre hierba, estaba vació. Una hora después, no cabía ni un vehículo más. Se calcula que a lo largo de día pasaron por allí alrededor de 20.000 personas.

 

La Fira Dolça coincidía con la fira de cada semana, pero la hacía diferente a la de todas las semanas. Aunque en ésta también había puestos en los que se vendía repostería, las empresas invitadas, alrededor de unas 40, habían sido ubicadas en puestos alineados a lo largo del paseo, junto a ses brodadores y floreres, llegadas desde distintos puntos de la Isla, que ese fue otro espectáculo. Me refiero a verlas hacer randa y todo tipo de puntillas, así como decorar hornacinas de santos. En la Fira Dolça hubo, además, otros actos, como concurso de repostería para profesionales (se alzó con el primer premio la Pastelería Viñaza) y aficionados (ganó Biel Escalas); pasacalle al son de xeremiers de l' Escola de Música, pasacalles de Gegants y Caparrots de Santa María, batucada de l' Escola de Música, exhibiciones de coctelería, ballada popular. Vamos, que los objetivos trazados se cubrieron con creces y en cima, unos pocos más conocieron Esporles.