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Se parece a la playa d'es Carbó». María Antonia, la madre de Carmen March, se refiere así al montaje que su hija ha construido en plena calle Puigcerdà de Madrid, una vía semipeatonal sin salida, en el bario de Salamanca, emulando las olas que buscan los más intrépidos surferos, elaboradas en madera, con chiringito incluido. Algunas de las modelos parecen salidas de Alicia en el país de las maravillas, versión siglo XXI, o de las pistas de baile de Carlito's Way. La música californiana que acompaña a este conjunto de vestidos impactantes de basa en la filosofía y el mundo del surf. No paran de sonar los míticos 'Beach Boys' mientras las chicas exhiben trajes y taconazos 'made in Carmen March'.

Carmen March, la diseñadora mallorquina que este mes acudió a Nueva York de la mano de Cibeles Madrid Fashion Week, organizó ayer por la noche un pase alejado del recinto clásico de la pasarela madrileña en el Recinto Ferial, y lo hizo a las puertas de su tienda y taller, en plena calle, al que invitó a unos 280 amigos, entre los que no fallaron los diseñadores Devota & Lomba y Juan Duyos, o la actriz Fanny Gautier, además de los familiares de la creadora isleña.

El cambio de escenario del desfile de March, englobado en la 50ª edición de Cibeles, que se desarrolla en plena calle, rodeada de surferos, se debe a que «quería variar un poco y me apetecía un cambio de aires. Acabo de inaugurar la tienda en Madrtid y me parecía una buena oportunidad para convocar a todos mis amigos y enseñarles la nueva colección» que, como siempre, no tiene título. «No se lo pongo porque así me facilita crear más libremente», explica.

Reconoce que, pese a su gran experiencia en las pasarelas, siente «nervios». «Aquí hay mucho jaleo». Uno de sus principales colaboradores se ha puesto a llorar. «Y eso que es un hombre de hierro». ¿En qué se basa su nueva propuesta de alta costura? «La inspiración es una película de finales de los años 50, un documental mítico de surf que se titula El verano sin fin. Es una historia de dos amigos que deciden dar la vuelta al mundo persiguiendo el verano para que no se acabe nunca, en busca de la ola perfecta. El espíritu de esa película es el que he querido transmitir en esta colección».

Una colección llena de calidad, cargada de glamour, que viste con colores azul marino, azul celeste, malva, rosa, naranja, blanco, verde, color oro, plataÂ… a una mujer muy sofisticada, que marca distancias, con poderío, gusto y fuerza. Con personalidad. «Es muy costura», así define la diseñadora su nuevo trabajo para la primavera-verano 2010. «Lo hago en el corazón del taller de Carmen March: súper costura y súper femenina, pero con un espíritu muy surf. Arena, playa, olasÂ… esa cosa relajada del final del verano que no quieres que se acabe nunca». ¿Cómo define sus nuevos vestidos? «Son siluetas que pueden parecer muy clásicas o sencillas, pero cuando las ves de cerca te das cuenta de que los tejidos tienen muchísimas textutas, brocados y damascos. Son tejidos muy especiales que me hacen a medida en París y en Italia y son muy especiales», señala, y define su experiencia en Nueva York. «Ha sido divertidísimo, un lío de locos. Llevo 15 días que no sé ni dónde tengo la cabeza. En moda, cuando tienes una oportunidad debes aprovecharla porque las modas pasan y los trenes también».