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Para olvidar. Ésta es la expresión más utilizada por el sector turístico balear para valorar todo lo sucedido en este mes de agosto, en el que todavía quedan dos semanas de «impasse». Los efectos de la crisis económica, los casos de gripe A y los atentados terroristas no han generado el clima más adecuado para crear confianza en los mercados emisores. El 'augustus horribilis' es ya un hecho, pero también hay que resaltar la colaboración que está habiendo entre el mundo empresarial y turístico con el Govern para afrontar de forma conjunta esta crisis en mayúsculas. La respuesta de los grupos turísticos y touroperadores europeos y nacionales, visto lo visto, es también loable, así como la reacción del Gobierno central, que no ha escatimado en nada para apoyar a Balears y demostrar que las Islas son un destino turístico seguro. Al margen de estos mensajes, el president del Govern, Francesc Antich, así como el conseller de Turisme, Miquel Nadal, y el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, han querido dar la imagen, desde el primer momento, de tranquilidad y normalidad. Son gestos positivos que se agradecen y que, por lo menos, intentan paliar en lo posible los desastrosos efectos de los tres imponderables anteriormente citados, sobre los cuales poco o nada se puede hacer porque son factores exógenos incontrolables. Agosto no ha respondido a las expectativas y perder ingresos y rentabilidad en el mes punta del año va a tener consecuencias más que negativas para las empresas, sean o no turísticas. Algunos piensan en que hay que cerrar página y pensar ya en la próxima temporada.