La Reina y las infantas Cristina y Elena recorrieron la calle Jaume III y compraron en varias tiendas del centro de Palma.

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Ayer todo apuntaba a que lo más recomendable era -para nosotros, los periodistas-darse una vuelta por Jaime III y alrededores. ¿Por qué? Sencillamente. En la víspera, ETA había reaparecido tras su trágico debut del pasado 30 de julio. Y también porque hacía mal tiempo y la mar estaba muy encrespada. Pero, sobre todo, había que estar por allí por lo de anteayer. Por eso y porque la Reina y sus dos hijas, la Infantas, habían regresado a Palma tras haber permanecido casi una semana en Grecia.

Y así fue.
Poco después del mediodía, Jaime III se llenó de periodistas. La Reina y sus hijas estaban de compras.
Su paseo por la avenida palmesana, con parada en algunas de sus tiendas, todas en las que estuvieron muy de casa, como Mascaró, donde compraron manoletinas -zapatos de tacón plano- y un par de zapatos de tacón- y Camper -dos botines industriales de niño, en felpado marrón-, concluyó, tras un baño de multitudes en la cafetería Click, donde se tomaron un refresco.

Al igual que sus hijos, el martes pasado, en el Parc de la Mar, las tres estuvieron muy cercanas a la gente, que en algunos instantes se apiñaba delante de las tiendas donde se detenían. Mallorquines y turistas, con cámara o móvil en mano, prestos a hacer la foto, y si podían, a saludarlas.

Al pasar por delante de la lotera de la esquina, viendo que tenía a dos perritos atados junto al puesto, le preguntó de qué raza eran. Fue cuando su hija, la infanta Cristina, llamó su atención para presentarle a la madre de Diego Salvá, el guardia civil asesinado por ETA días atrás, con la que habló durante casi dos minutos. lPedro Prieto
Fotos: Julián Aguirre