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A las 12 de la mañana las calles de Palma se llenaban de agua. Algunos motoristas resbalaban y provocaban pequeños accidentes. Los coches salpicaban a los peatones que intentaban cruzar la carretera. Pero todo se quedaba en un pequeño susto. Los más osados intentaban evitar las grandes gotas con las que la lluvia nos ha regalado un gran respiro del sofocante calor que hemos pasado durante los últimos días. Muchas personas han aprovechado para realizar las visitas culturales que tenían programadas para algún día que no hiciera buen tiempo. Y así ha sido. Los más madrugadores han tenido la suerte de no esperar la larga cola para entrar a la Catedral y al Palacio de la Almudaina. Les ha dado tiempo a visitar la Plaça Major, el paseo del Borne y la Rambla, sin que la lluvia impidiera el paseo de los turistas. A media tarde, y ya sin llluvia, los turistas aprovecharon para tomar algún refresco en las terrazas de Palma o, simplemente, a disfrutar de un bonito paseo ajeno a los típicos días de sol y playa, tan característicos del mes de agosto.