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El proyecto original del Palma Arena que realizó el arquitecto alemán Ralf Schürmann no era ejecutable y provocó el desfase económico que ahora investiga el juez Castro, según informes técnicos de la UTE a los que ha tenido acceso este diario. El acta de replanteo firmada en marzo de 2006 concluyó que faltaba documentación técnica para iniciar las obras.

La elección de Schürmann como arquitecto del Palma Arena fue una recomendación de la Unión Ciclista Internacional (UCI), pese a que no tenía ninguna experiencia en diseñar velódromos. Schürmann está considerado en el mejor diseñador de pistas, pero no tiene en su currículum la dirección de obra de ningún velódromo del mundo.

Las deficiencias del proyecto de Schürmann se detectaron en el acta de replanteo. En aquel momento, y antes de comenzar las primeras excavaciones y empezar los trabajos, los técnicos ya sabían que los planos enviados por el arquitecto alemán no permitirían comenzar las obras.

Por este motivo, el consorcio eligió a los hermanos García Ruiz para solventar todas las deficiencias técnicas y los olvidos de Schürmann. Entre otras cosas, Schürmann se olvidó de poner un marcador electrónico en el recinto. Todos los errores de Schürmann, según los documentos, provocaron un incremento del presupuesto. De 48 millones previstos por el arquitecto alemán para edificar el Palma Arena se pasaron a 90 millones. Otro aspecto que también encareció las obras fue el poco tiempo para ejecutarlas. Eso obligó a la UTE a trabajar día y noche, además de domingos y festivos. Por lo tanto, los costes laborales también se dispararon. Una obra de estas características, en circunstancias normales, tiene dos años de ejecución. La UTE tuvo que hacerla en nueve meses. Uno de los principales problemas que tuvo la UTE fue instalar la cubierta del velódromo. El arquitecto alemán diseñó una cubierta de madera, cuya ejecución era de 5 meses. Fue sustituida por otra cubierta para acelerar las obras.

Durante el período de ejecución del proyecto, el que en aquel momento era director general de Deportes, Pepote Ballester, no tuvo ningún contacto con la UTE.