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Carlos Sáenz de Tejada, asesinado por ETA en Mallorca, ha sido despedido en Burgos entre muestras de dolor por cientos de personas, muchas de ellas con uniformes de la Guardia Civil y el Ejército, en un acto al que han asistido representantes de las administraciones públicas.

Entre otros han acudido el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, y el presidente del Ejecutivo autonómico, Juan Vicente Herrera, y parte de los asistentes al responso han tenido que seguir la ceremonia desde la calle, dado que la capilla se encontraba abarrotada.

Perdida
El sacerdote oficiante ha comenzado su homilía afirmando que «la muerte siempre duele, pero más cuando es una muerte gratuita y premeditada, como esta».

En el altar se podían ver dos fotos del guardia civil de 28 años en los equipos de fútbol sala en los que jugó, ya que era un gran aficionado a este deporte.

El oficiante ha añadido que «el dolor, la oscuridad y el sinsentido no tendrán la última palabra» y ha dedicado un recuerdo especial a los más de 1.200 guardias civiles muertos en acto de servicio por distintas causas en los últimos 20 años.

Antes de terminar la ceremonia, un amigo del joven fallecido, que coincidió con él en el Ejército, ha recordado que «era muy alegre y siempre quería que todos estuvieran alegres a su alrededor, no quería ver llorar a nadie, y tenemos que ser fuertes por él».

El acto ha terminado con el himno a los caídos y el himno de la Guardia Civil, que ha cantado un grupo de agentes de la benemérita uniformados. Tras el responso, el féretro ha sido llevado a hombros por familiares, amigos y compañeros de la Guardia Civil hasta el cementerio, donde ha recibido sepultura. El lunes, a las ocho de la tarde, el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, celebrará una misa funeral.