Los compatriotas de Mabel Innocent, residentes en Mallorca, emocionados en el entierro y la despedida de la joven nigeriana. Foto: PERE BOTA

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«La muerte no es algo para festejar, es algo muy triste», afirmó el pastor Reuben Philips minutos antes de que se diera sepultura a Mabel Innocent, primera víctima mortal de la gripe A en Balears, fallecida el pasado 16 de julio en Son Llàtzer, que ayer fue despedida por la comunidad nigeriana, en un sencillo acto cargado de emoción contenida.

Cerca de un centenar de personas asistieron ayer al entierro de Innocent, en un acto organizado por la Asociación Nigeria Unida que contó con la presencia de cuatro pastores de la iglesia nigeriana en Palma, y de la prima de la fallecida, Sandra Yone, quien confesó sentirse «muy triste» y «muy mal», a pesar de que agradeció las muestras de cariño y apoyo demostradas por la comunidad nigeriana, especialmente por los residentes en Son Gotleu, que ayer se reunieron en grupos en la barriada palmesana, desplazándose posteriormente en coche, para dar su último adiós a la joven nigeriana, que lleva poco más de un mes residiendo en Mallorca.

«Quiero agradecer a la gente que nos haya ayudado a recaudar dinero para poder enterrar a Mabel», afirmó su prima y puntualizó que «el hecho de que haya venido tanta gente me demuestra que era una persona muy apreciada por todos».

Mabel Innocent, fue despedida por el rito cristiano, fe que ella procesaba, con una plegaria oficiada por el pastor Philips, encargado de la comunidad nigeriana residente en Son Gotleu, con cánticos tradicionales, en varios de los 500 idiomas que se hablan en Nigeria.

El pastor Philips leyó el versículo XIV del Apóstol Santiago recordando que «la vida es como un vapor que desaparece», traducido en todo momento por el presidente de la Asociación Nigeria Unida, Eddie Ajaegbu.

Después de la despedida, que arrancó más de un grito de dolor y lágrimas entre los asistentes, el cuerpo de la primera víctima de la gripe A en Balears fue enterrado en el nicho 328 de la manzana 74 del cementerio municipal de Palma.

Al acto asistieron Joan Miró, en representación del Ajuntament de Palma, y Eva Cerdeiriña, en representación de la Conselleria d´Afers Socials.