La nueva miss Balears afirma que su chico debe ser una persona abierta, que sepa escuchar.

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Tiene 21 años, 1,73 de estatura, está soltera y sin compromiso -reconoce que ha tenido novio, pero ahora está libre-, no es celosa, y sí muy exigente, «empezando conmigo misma» y también muy ordenada en todo. Estudia Periodismo -ha terminado tercero- en la Universidad San Pablo Ceu. «No sé todavía en qué me voy a especializar, ni siquiera sé si me voy a dedicar a televisión, periodismo escrito o radio. Hay tiempo todavía. Incluso no sé, en el supuesto de que me decantara por la tele, si me gustaría estar delante o detrás de la cámara. Habría que probarlo».

Sin antecedentes periodísticos en la familia, reconoce que «es una profesión que siempre me atrajo, tal vez porque siempre me ha gustado escribir, sobre todo de temas que me interesan, y si no, si me documento, también escribo. He escrito desde niña, en el colegio». Y reconoce que también lee, «ya que la lectura da cultura, por tanto cuanto más lees más conocimientos adquieres, más vocabulario... La lectura siempre te aporta algo».

Lo que no entiendo -y se lo digo- es que una chica culta, con la vista puesta en determinados objetivos, se haya enrolado en un concurso de misses. «¿Lo has hecho por tener una experiencia tal vez?». «Pues, sinceramente, los certámenes de belleza también me han llamado la atención y... Bueno, me dije, ¿por qué algún día no participo en uno de ellos? Al fin y al cabo, un título de belleza no puede perjudicarte, sino todo lo contrario, te abre puertas y te da la oportunidad de conocer gente que a lo mejor te puede ayudar en el futuro». Del concurso recién finalizado, y que ella se ha adjudicado claramente, destaca, sobre todo, «el gran compañerismo que ha reinado entre nosotras, las participantes. Porque desde fuera se ve de otra manera... Yo, la verdad estoy muy contenta pues me lo he pasado genial... ¿Que si ha habido buen rollo entre nosotras? Pues sí, muy bueno. Y si ha surgido algún pequeño problema, se ha resuelto sin más».

Confiesa que no sabe si ha ganado la mejor, «pues en esto pueden haber muchas opiniones, pero creo que yo sí tenía el perfil».

Alguna vez escuchó que en estos concursos solían haber amaños, «pero yo no he visto nada de esto. Por eso no lo creo. No creo que para beneficiar a un persona se tenga que perjudicar a otra que se lo merece más que aquella. Creo que no, que no hay amaños. Sobre todo en este certamen - matiza-, el que acaba de finalizar».

Se dice que cuando a uno le dan un premio conoce a sus amigos verdaderos, que son los que abiertamente se te acercan o te llaman para felicitarte, dándose el caso, a veces, de que el que creías más cercano a ti, guarda silencio, calla... «Puede ser, sí. Pero en mi caso, todos mis amigos me han llamado para felicitarme, alegrándose además. Incluso gente que yo no creía tan amiga, también me han llamado. En cuanto a mis padres... Mis padres -ahí las palabras le salen del alma- están muy orgullosos de mí».

Se considera mujer exigente, «si no me gusta algo, zanjo rápidamente». Eso se lo aplica a ella y a los demás. En cuanto al hombre que le quiera robar el corazón, también lo tiene muy claro: si no tiene algo más que una buena fachada, poco tiene que hacer. Que duda cabe que el tipo y los rasgos influyen, «pero ha de tener algo más. Ha de ser persona abierta, que sepa hablar y escuchar, y que puedas ir con él a todas partes. En una palabra, que tenga buen coco. Y si encima es guapo, mejor. Pero lo que vale es lo primero».

Considera absurdo que personas salidas de concurso de televisión se conviertan de la noche a la mañana en presentadores o contertulios de programas, cuando un periodista, para conseguir el título, tiene que estudiar una carrera y una vez que lo tiene en el bolsillo debe buscarse la vida a cambio de un sueldo que no llega ni a los mil euros. «Hombre, algunos con el tiempo demuestran que pueden valer, pero no todos. En cambio, a los periodista pocas veces se les da esa oportunidad».

No sigue los programas-escándalo de la televisión, pero ello no quita que sepa que existe la telebasura y la telecarroña. «Creo que no está bien que triunfe el que más grite o el que más insulte. No son programas periodísticos. Si me dieran la oportunidad de estar en uno de ellos, no lo aceptaría ya que no me sentiría realizada como periodista».

Pedro Prieto

(texto y foto)