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«Las joyas son inversiones seguras y dinero al momento», asegura Sara Fañanás, directora de la joyería Weyler y gemóloga. Una prueba de ello es que numerosas personas se están viendo obligadas a recurrir a empeñar sus joyas para conseguir dinero líquido. «Al empeñar joyas hay mucha gente que nos dice que les hemos salvado la vida». En este sentido, Fañanás explica que entre enero y abril se ha incrementado un 100 por cien la compra de oro y joyas empeñadas, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Durante los meses sucesivos, la compra de joyas siguió incrementándose, aunque a un ritmo menor; exactamente en mayo un 50 por ciento y en junio un 20 por ciento. Sin embargo, argumenta, el descenso se debe a que «la gente está empezando a no tener joyas para vender».

La directora de la joyería Weyler explica que dan a sus clientes dos opciones de compra. Una de ellas consiste en que el cliente vende sus joyas para siempre; en el caso de ser de oro se funde y si son diamantes o relojes los ponen a la venta; esta opción es la elegida por el 30 por ciento de las personas que empeñan sus joyas.

La otra posibilidad permite la opción de re-compra, mediante la que dan uno o dos meses a la persona para recuperar su joya, que posteriormente venden entre un 15 y un 20 por ciento más cara. Sara señala que entre el 70 y el 80 por ciento de los clientes que eligen la opción de recompra vuelven a recuperar los artículos empeñados.

En lo que se refiere al perfil, la mayoría de las personas que se están viendo obligadas a empeñar sus joyas son promotores y constructores que no tienen liquidez porque no pueden vender las viviendas o están pendientes de cobrar algunas deudas. La directora de la joyería Weyler comenta que la discreción es muy importante, por lo que la confidencialidad de las personas que van a empeñar sus joyas está garantizada. No obstante, señala que al no tratarse de joyas familiares heredadas, no les resulta tan difícil desprenderse de ellas.

El padre de Sara, Antonio Fañanás, que lleva más de 30 años al frente de la joyería Weyler, asegura que nunca ha conocido una crisis tan dura como ésta. «La gente está mucho más endeudada que en crisis anteriores; la posibilidad de conseguir dinero es casi imposible. Por eso mucha gente tiene que recurrir a empeñar sus joyas». Además, vaticina que «la crisis durará bastante tiempo» y considera que incluso «puede haber revueltas sociales; hay gente que no tiene para comer», asegura.

Mientras que la compra de objetos empeñados ha sufrido un aumento espectacular, la venta de joyas ha descendido. En concreto, la directora de la joyería Weyler explica que las ventas de joyas valoradas entre 100 y 200 euros han caído un 50 por ciento; mientras que las de alta joyería sólo lo han hecho un 10 por ciento. Otro de los cambios más significativos es que hasta el año pasado los turistas de cruceros compraban joyas de 3.000 y 4.000 euros y «este año 200 euros les parece mucho».