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P.C.-G.V.
La esposa de Antònia Ordinas, principal implicada en el 'caso Scala', Isabel Rosselló declaró ante el juez que su matrimonio «fue por consejo de su abogado, por una razón puramente económica y no somos una pareja sentimental». Así figura en el escrito redactado por la Fiscalía solicitando el traslado de la causa al Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) por la involucración de Josep Juan Cardona, diputado del PP y ex conseller de Comerç en la pasada legislatura. A pesar de confesar que no mantenía una relación sentimental con Ordinas, Rosselló admite que convive con ella «desde hace un año».

El propio Cardona explicó al juez que «ignoraba» la relación que mantenían ambas mujeres y que sólo supo de su matrimonio «cuando salió publicado».
Ordinas y Rosselló mantivueron una relación comercial directa en la trama del cobro de comisiones por medio del Consorci per al Desenvolupament Econòmic de les Illes Balears (CDEIB), una trama que conforma el 'caso Scala'.

Roselló, cantante de ópera, fue contratada en numerosas ocasiones por el CDEIB en los actos promocionales en el extranjero, además de canalizarse otras operaciones por medios de la empresa Gabinete.

Además, el CDEIB tuvo contratado como trabajador del Consorci al hijo de Isabel Rosselló, fruto de un anterior matrimonio.
La caja del dinero
Ordinas y Rosselló enterraron la famosa caja de Cola Cao en el huerto que circunda su domicilio en Pòrtol por el que abonaron, según reconoce la cantante, 530.000 euros procedentes de la venta de varios inmuebles que había recibido de una herencia.

En la compra de esta vivienda también participó Antònia Ordinas, aunque no se precisa con qué cantidad.
El dinero que se escondió en una caja de Cola Cao procedía de las comisiones cobradas por Ordinas y que, inicialmente, guardó en la caja de seguridad de una entidad financiera.

Cuando comenzaron a salir las primeras informaciones sobre las investigaciones que afectaban al CDEIB, Antònia Ordinas e Isabel Rosselló decidieron trasladar el dinero a la finca de su propiedad y enterrarlo en el huerto.

La confesión de la propia Ordinas permitió recuperar ese dinero, 240.000 euros, en un registro que se ha convertido en el auténtico icono del 'caso Scala'.