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La plaza de la Porta de Santa Catalina, llamada durante el franquismo Jinetes de Alcalá, ha sido protagonista de diversas polémicas en los últimos años, la última por el obelisco que el Consistorio está dispuesto a derribar en cuanto tenga el aval de un informe encargado al respecto.

La remodelación de la plaza, que se financiará con cargo al Plan E, prevé la instalación de un nuevo elemento característico: un grupo escultórico de palomas (símbolo de la paz) del escultor Ben Jacober.

Según han explicado a este diario personas allegadas al proyecto, el Consistorio quiere hacer de esa plaza un «símbolo conciliador y de armonía» ya que desde algún tiempo siempre aparece vinculada a polémicas y a enfrentamientos del vecindario con el Consistorio. Con el PP se organizaron conciertos contra la construcción de un aparcamiento subterráneo.

La última ha sido por el obelisco, que en principio Cort parecía decidido a mantener. Ahora, de acuerdo a la información obtenida por este diario, la situación es diferente. Fueron decisivas una serie de reuniones con la asociación de vecinos.

La reforma está consensuada y desde la asociación se ha aceptado incluso demoler el obelisco (sobre el que se arrojó pintura roja) si «se acredita que es un símbolo fascista».

En la memoria del proyecto se remodelación, el Consistorio se destaca la importancia del museo del Baluard y sus necesidades de accesibilidad. También la de la biblioteca de Can Salas. Cort aumentará el uso peatonal, en lo que se considera otra clave de la estrategia 'conciliadora' y de 'pacificación' ciudadana.