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Las ventas de las panaderías y pastelerías de Mallorca han descendido un 30 por ciento en el último año, según manifestó ayer el presidente de l'Associació de Forners i Pastissers, Miquel Sbert. En lo que se refiere a las causas, argumentó que han influido tanto la crisis como la amplia oferta de pan precocinado a precios más económico con los que no pueden competir.

Sbert explicó que la situación por la que atraviesa el sector es bastante complicada. Así, en el último año han cerrado unos 50 hornos en la Isla y actualmente sólo quedan unos 300, mientras que hace 20 años había unos 600.

Otro de los problemas de los hornos y pastelerías es que no se está produciendo el relevo generacional; la media de edad de los trabajadores del sector es de unos 50 años. «No hay nuevas generaciones de panaderos; es un oficio que va a menos. Los jóvenes no llevan bien tener horarios diferentes», sentenció.

Campaña
Ante esta situación, Sbert consideró que la campaña de promoción y normalización lingüística que presentó ayer junto a las conselleres de Comerç, Xisca Vives, y de Cultura i Patrimoni del Consell de Mallorca, Joana Lluïsa Mascaró, será muy positiva.

En concreto, la Conselleria de Comerç ha aportado el diseño y la impresión de 500 carteles genéricos y 3.000 trípticos; el departamento de Cultura del Consell el asesoramiento lingüístico, mientras que l'Associació de Forners i Pastissers se ha encargado del asesoramiento técnico y distribuirá los carteles.

Vives añadió que también se editarán unos carteles específicos, generalmente relacionados con productos de las fiestas tradicionales como Tots Sants, Navidad o Pascua. El primero de estos carteles específicos se presentó ayer y está dedicado al pan mallorquín y sus variedades.

Por su parte, Mascaró señaló que «la política lingüística es un tema transversal, que se ha de trabajar desde todos los ámbitos». En este sentido, puso de manifiesto la importancia de promocionar «un producto que tiene un vocabulario muy variado», que se está perdiendo por la introducción de otras palabras de fuera. Por citar un ejemplo, las tradicionales ulleres son denominadas con frecuencia erróneamente como 'palmeras'.

Sbert añadió que «tenemos el mejor pan del mundo y hay que darlo a conocer a los recién llegados; así como a los jóvenes, ya que el pan mallorquín se consume más a partir de los 25 años.