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LAURA MOYÀ Si usted suele cantar, hablar fuerte, saltar o poner la lavadora entre las 22.00 y las 08.00 horas tiene que saber que no es un buen vecino. Todo lo contrario, incumple la normativa municipal y, por lo tanto, podría ser denunciado ante la Policía Municipal.

Son sólo algunos de los ejemplos que se incluyen dentro de la Guia per a la convivència en les comunitats de veïns i veïnes, que ha editado el Ajuntament de Palma y que se repartirá entre las entidades y asociaciones que estén interesadas. El volumen es un compendio de las ordenanzas actuales que regulan la actividad ciudadana y no busca castigar a los ciudadanos, sino informar de cuáles son las actitudes cívicas y cuáles las incívicas.

De esta manera, también tiene que saber que los ruidos excesivamente altos a cualquier hora del día tampoco pueden considerarse un ejemplo de civismo, al igual que tender la ropa excesivamente mojada de manera que gotee, regar las plantas en horas no permitidas o lanzar por la ventana o el balcón objetos o suciedad y sacudir toallas, alfombras o trapos.

Y todo esto sólo en el apartado de ruidos y conductas molestas. En la guía también se habla de mantener los espacios comunes, donde hay que evitar tirar papeles, chicles o colillas, acumular basura, dejar huellas en los cristales o espejos o sobrecargar el ascensor. También hay que mantener las paredes limpias y conservar los buzones, el portero automático o los interruptores.

La publicación va más allá y dedica un apartado a explicar las normas básicas de la comunidad de propietarios, detallando desde su composición hasta el reglamento de régimen interno, las obligaciones de los dueños y los inquilinos y los gastos generales. También se habla de cuándo se puede instalar un ascensor, remarcando que si alguien se opone no se le puede obligar a pagar la obra, pero tampoco podrá usar el nuevo servicio.

En definitiva, la guía marca unas pautas que todo ciudadano debe respetar. Si no, el Ajuntament insta a los vecinos a intentar arreglar el conflicto vía diálogo. Sólo se propone acudir a la Policía Municipal cuando la negociación acaba en fracaso y las molestias persisten. ¿Y qué pasa con las mascotas? Que también tienen que conocer las reglas básicas del buen comportamiento. Sus dueños, por si acaso, deben adoptar las precauciones necesarias para que los ruidos que provocan no molesten al resto de residentes.