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La alcaldesa de Palma, Aina Calvo, en su condición de presidenta del consejo de administración de la sociedad Palau de Congressos de Palma S. A., junto con el conseller de Turisme, Miquel Nadal, ha decidido rechazar de plano las argumentaciones del Grupo Barceló, principal accionista de la empresa adjudicataria de la ejecución del proyecto, para justificar la paralización inmediata y unilateral de las obras.

Resulta significativo, y esperanzador, que las instituciones se hayan plantado ante la actitud amenazadora del Grupo Barceló, cuyas tesis de fondo fueron desmentidas con rotundidad por el autor del diseño de la fachada marítima de Palma, el arquitecto Patxi Mangado, desde el primer momento. Después de la conmoción inicial provocada por la gravedad del anuncio, poco a poco va quedando al descubierto una injustificada, por desproporcionada, operación de presión de la adjudicataria sobre las instituciones, en especial sobre el Ajuntament de Palma y el Govern.

De momento, Cort, por medio de su alcaldesa, ha respondido con contundencia y no se ha querido plegar a las exigencias del Grupo Barceló, que, y no debería olvidarlo, tiene un apoyo más formal que de fondo por parte del sector turístico balear puesto que no se puede compartir una exigencia desmesurada de fondos públicos sin ningún tipo de justificación. Todo aquello que vaya más alla de reclamar los compromisos contraídos por las instituciones no tiene ningún sentido.

El sector turístico es perfectamente consciente de que no puede apoyar la paralización de un proyecto en el que tanto interés ha puesto. Y menos aún puede dar por buena la forma en que el Grupo Barceló ha anunciado que se desvincula de las obras del Palacio de Congresos.

Es imprescindible resolver el problema, pero también lo es hacerlo sin renunciar a salvaguardar la dignidad institucional y el interés general.