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Es único en su estructura circular en toda España con sus tres torreones integrados y una torre del homenaje, dividida en 4 plantas comunicadas por una escalera de caracol. El Castell de Bellver, mandado construir por Jaume II, rey de Mallorca entre 1309 y 1311, es uno de los tesoros de la Isla tanto por su belleza como por su historia. Algo de lo que no parecen darse cuenta algunos visitantes que dejan plasmada su visita en sus históricas paredes en forma de graffitti y pintadas de toda índole: desde mensajes de amor hasta advertencias.

Estas pintadas otorgan una imagen bastante negativa a este castillo. Pero no son los únicos elementos que restan belleza a este lugar. Cables y tubos sin embellecedor o protector, cajas de luces a la vista del visitante, casquillos de porcelana antiguos que, a pesar de no tener ya ninguna función, no han sido retirados, y suciedad en las juntas son algunos detalles que no están acordes con el espíritu de esta obra arquitectónica.

Además, en algunas zonas hace acto de presencia el mal de la piedra, es decir, una descomposición superficial de la piedra en forma de exfoliaciones, arenilla y desprendimiento de las capas externas, que se debe fundamentalmente a la polución y algunos pequeños actos vandálicos. Sería necesario atajar este problema a través de un saneamiento.

El Castell de Bellver necesita una limpieza de cara para conservar su estilo histórico original. Para ello, debe contar con la ayuda de un buen servicio de mantenimiento y de los turistas y ciudadanos que lo visitan, que no deben destrozarlo con pintadas, escombros o roturas.