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El Govern cumplió el pasado miércoles el objetivo de aprobar los presupuestos para el año 2009. Con más de 3.500 millones euros, las cuentas del Ejecutivo para el próximo ejercicio tienen que recurrir al endeudamiento ya que, evidentemente, la crisis económica tiene consecuencias en los ingresos de la Comunitat. Si la compraventa de inmuebles sigue bajando, el Govern obtiene menor recaudación. Por lo tanto, la merma de ingresos ha tenido que ser compensada con otras medidas para que la inversión no dismimuya. Ése debe ser el gran objetivo para el próximo año. La inversión pública no puede caer porque, de lo contrario, muchas empresas se verían afectadas. El Govern ha apostado por estos presupuestos para salir de la crisis y hay que ver los resultados que se consiguen. Como medida meramente de imagen, hay que aplaudir la decisión de congelar el sueldo de los altos cargos, pero lo importante es acelerar inversiones que compensen la grave crisis que padece el sector de la construcción.

Desde el punto de vista meramente político, es evidente que el gabinete que preside Francesc Antich intentó, aunque no con todo el éxito que pretendía, no recurrir al voto de Bartomeu Vicens para sacar adelante los presupuestos del próximo año. El objetivo era conseguir que el diputado por Formentera, Josep Mayans, pudiese abstenerse en todo el presupuesto. Finalmente, Mayans decidió abstenerse sólo en aquellas secciones donde le fueron admitidas enmiendas. En las demás votó en contra. Está claro que si Mayans se hubiese abstenido en todos los presupuestos, el PP se hubiera visto seriamente afectado políticamente, ya que Mayans es un diputado que, aunque forma parte de una coalición, está ligado a los populares. Al final la jugada le salió a medias a la mayoría que apoya al Govern.