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La Fundación Foessa y Cáritas han presentado el VI Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social 2008, documento que concluye que en los últimos quince años no se han reducido, en España, ni la pobreza ni las desigualdades ya que, según el estudio, uno de cada cinco hogares continúa viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Los responsables del documento cifran en medio millón de familias las que se encuentran afectadas de un modo severo por la marginalidad social y económica.

Algunas de las afirmaciones del Informe son, en principio, cuestionables ya que aseguran que la mitad de la población española sufrió en algún momento, durante los últimos siete años, algún periodo de pobreza. En estos momentos, la pobreza extrema afecta en España a un total de millón y medio de personas. Una cifra que es fácil suponer que aumentará como consecuencia de la crisis económica que vive España, la cual ha desbocado las cifras de paro hasta tasas desconocidas desde hace más de una década.

Al margen de las afirmaciones basadas en discutibles cálculos técnicos, los cuales sitúan la tasa de pobreza en Balears del 11'8% "sólo por detrás de Navarra y el País Vasco", lo que resulta más llamativo es el nulo efecto distributivo del desarrollo económico que ha registrado España en los últimos años. Es más, las diferencias entre 'ricos' y 'pobres' en nuestro país se acentúan, un proceso que obliga a reflexionar sobre los elementos de corrección que deben introducirse en el sistema económico que se aplica en los países más desarrollados. La riqueza no se puede ni se debe sostener sobre el recorte de las prestaciones sociales, auténtico quicio sobre el que bascula la verdadera calidad de vida de los ciudadanos de un país.