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La decisión de Unió Mallorquina de suspender de militancia a Bartomeu Vicens supone un paso más en la crisis institucional que tiene el Govern de coalición por los problemas judiciales del que era hasta hace una semana portavoz de los nacionalistas en el Parlament. Con la suspensión de militancia de Vicens no se consigue el objetivo de Antich, que pidió formalmente que el diputado de UM dejase su escaño. Sin embargo, la decisión de UM evidencia que los nacionalistas están por la labor de colaborar y de respetar los acuerdos con sus socios de gobierno. El único que puede decidir si deja el Parlament es el propio Vicens. Aún así, la situación parlamentaria no es fácil porque Antich deberá contar con el voto de Vicens para sacar adelante sus propuestas. El ya ex diputado de UM ya ha anunciado que seguirá apoyando al Govern, pero ese voto puede resultar incómodo a Antich.

Por lo tanto, el president del Govern sólo tiene una alternativa para sacar adelante la actual situación. Antich debería intentar al máximo el consenso, conseguir que en todas las votaciones de asuntos de importancia tenga los votos favorables o la abstención del grupo popular, y evitar que se vea forzado a adelantar las elecciones. Como el propio Govern reconocía el viernes, adelantar las elecciones autonómicas no es conveniente ante la actual situación económica. Por lo tanto, y mientras se despeja la situación judicial de Vicens "hay que recordar que todavía no ha sido condenado" Antich tiene que buscar el consenso con el grupo mayoritario, que es el PP. Rosa Estaràs ya se ha ofrecido a colaborar con el Govern para garantizar la estabilidad y evitar males mayores en la actual crisis institucional. Ahora toca actuar con responsabilidad y para eso hay que desarrollar una política de altura. Antich debe intentarlo.