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Ésta es la historia de un superviviente, la historia de un luchador que en la música ha encontrado un motivo para vivir al máximo cada día», afirma Miquel Àngel Raió, el director del reportaje que se centra en el día a día del popular compositor Pedrito de Campanet.

Por su parte Pedrito, el protagonista de esta historia, espera que después de seis años de carrera, «este documental sirva para que pueda grabar un disco, seria un sueño poder grabar con una banda de buenos músicos».

Y es que sus canciones autobiográficas, plagadas de anécdotas, de recuerdos y de compañeros que han querido compartir parte de su viaje, han sonado en los bares, los institutos y las calles de cada pueblo y cada ciudad de Mallorca.

Canciones como Estoy en el talego, El gato de mi abuela, Subiendo a Lluc o Es fácil reír forman la banda sonora de momentos de éxtasis en cualquier fiesta local o la ambientación melancólica de paseos tranquilos por las calles de uno de los pueblos de la Serra de Tramuntana.

Y es que tanto Pedrito de Campanet como su música son imprevisibles. «Yo creo que le mueve la pasión, es un Don Quijote contemporáneo que puede declarar la guerra a enormes molinos, contagiarte su alegría o afinar reflexiones que te dejan boquiabierto», asegura el director del reportaje.

Rayó, al enterarse de la historia de Pedrito, supo enseguida que quería contarla. «Después de una reunión en Barcelona, me hablaron de Pedrito. De su sorprendente personalidad y de su música. Me explicaron que Pedrito había visitado todos los pueblos de Mallorca tocando sus canciones y que todo el mundo le conocía». Pero tuvo que pasar un año para que la historia y Pedrito, su protagonista, calasen hondo en el director.

«Aquel verano, cuando yo ya estaba en Mallorca, pude comprobar que lo que me habían dicho era cierto, que todo el mundo hablaba de él y todos confabulaban sobre su historia. Fue entonces cuando fui a buscarle, lo conocí y nació mi interés por esta pieza documental», añade Raió.

Pedrito pasó parte de su infancia en el hospital y cuando era adolescente no conseguía encontrar muy bien su sitio. Pero a los 14 años alguien le regaló una guitarra y, cómo él mismo reconoce, «eso me cambió la vida». «Yo creo que pensaba que no sería capaz de aprender a tocarla; sin embargo, lo consiguió», asegura Raió.

Así Pedrito ha elegido vivir componiendo canciones y tocándolas a quien quiera escucharlas. Algunas enfermeras de Son Dureta, alumnos y profesores de instituto, propietarios y clientes de bares y restaurantes se han convertido en su club de fans particular.

Actualmente Pedrito tiene unas ochenta canciones compuestas por él mismo y ordenadas en su archivo particular. Unas canciones que hace sonar a través de internet, en directo en cualquier punto de la Isla y que combina con las clases de guitarra a las que sigue asistiendo regularmente.

Ahora este reportaje saca a la luz la personalidad de este particular genio, una historia llena de vitalidad que se mueve entre la música y la carretera.