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Palma no es una excepción. Su casco antiguo está plagado, al igual otras ciudades de la Península, como Toledo, de vestigios que evocan una época en la que la comunidad judía tenía un papel de primer orden en la sociedad, sobre todo en el aspecto económico. Mercaderes, artesanos, banqueros de origen hebreo tuvieron en los siglos XIII y, sobre todo, XIV un gran protagonismo en la Mallorca de aquella. época.

Con motivo de la celebración de la Jornada Europea de la Cultura Jueva, se celebraron ayer varias visitas guiadas en las que los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer, un poco más de cerca, la realidad de una época convulsa que finalizó en 1435 con el primer decreto de expulsión de Mallorca la comunidad judía, más de cincuenta años antes de la decretada en la Península. Los vestigios judíos en Palma se remontan, según la tradición, aunque no documentada de forma científica, al año 540, si bien, no es hasta el año 1229 cuando existe una presencia documentada de la existencia del call (zona o área) verdaderamente judío.

En la visita guiada, además de una detallada informacón sobre la fisonomía que presentaba Palma en aquela época, se hace énfasis en el convulso siglo XIV (año 1391) .