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Cada año, la Policía Local y los Bombers de Palma destinan una serie de plazas a lo que se denomina la segunda actividad, una especie de 'jubilación de la calle' al alcance de aquellos funcionarios que lo soliciten. De esta manera, a partir de los 55 años tienen la opción de cambiar las tareas más arriesgadas y operativas por otras menos duras que desarrollan dentro de sus respectivos cuerpos. En 2007, se sumaron a la segunda actividad 4 policías y un bombero, lo que eleva el total a 52 policías locales y 39 bomberos.

Según el Pacto regulador de las condiciones y plazas reservadas a los miembros del Cuerpo de Bomberos de Palma mayores de 55 años, la segunda actividad se concede «atendiendo a que las aptitudes psicofísicas requeridas se van perdiendo con la edad o por determinadas circunstancias transitorias», un concepto que también adopta la Policía Local.

Los policías pueden, cuando llegan a los 62 años, optar a la segunda actividad sin destino. En este caso, no realizan ningún trabajo y, hasta los 65 años, edad en que deben jubilarse, se les descuenta el 12 por ciento del sueldo. Sólo tienen una misión: están a disposición de la alcaldesa por si, en caso de extrema necesidad, los necesita. A día de hoy, hay 28 policías que disfrutan de la segunda actividad sin destino, que puede considerarse una especie de prejubilación.

Los policías y bomberos que deciden pasar a la segunda actividad cuando llegan a los 55 años cobran el 100 por cien del sueldo de la nueva plaza que ocupan. Los policías deben cambiar de uniforme, mientras que los bomberos mantienen el suyo. En ambos casos, se trata de un derecho adquirido que no tiene carácter retroactivo, es decir, quien decide acceder a la segunda actividad no puede volver atrás y recuperar su anterior plaza. En el caso de la policía, además, la vacante es ocupada por otro policía. ¿Qué trabajos realizan los integrantes de los dos cuerpos cuando pasan a la segunda actividad con destino? Llevan a cabo tareas alejadas de la primera línea que van desde labores de mantenimiento de los cuarteles o las comisarías (fontanería, electricidad...) hasta repartir la correspondencia, hacer la comida o la cena durante las guardias, contestar el teléfono o estar en la emisora. Ninguno de estos trabajos implica estar patrullando en la calle o apagando fuegos.