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Cualquier ciudadano mínimamente concienciado con el medio ambiente y el desarrollo social, económico y cultural de una comunidad entenderá la prioritaria necesidad de una red de trasporte público bien engrasada. En Balears gozamos del enorme privilegio de carecer de industrias pesadas que hayan destruido nuestro paisaje y nuestra atmósfera. Nuestra industria es el turismo y, pensando en eso y en nosotros mismos y en las próximas generaciones, tenemos el deber de velar por la conservación máxima de ese entorno privilegiado que tenemos.

El elevado grado de contaminación que sufrimos viene provocado por el millón largo de coches que recorren a diario nuestras carreteras, que también son cada día más numerosas y más grandes. Hemos dejado atrás aquel paraíso provinciano y poco poblado de antaño para transformarnos en una comunidad plenamente desarrollada, moderna y bien comunicada. Pero falta más. Mucho más. Falta desarrollar esa conciencia conservacionista que se impone como necesaria si pretendemos garantizar un futuro respirable.

De ahí que tengamos que felicitar al Govern por conseguir nuevas aportaciones del Gobierno central que permitirán extender la línea ferroviaria actual hasta las localidades de Artà y Alcúdia, una vieja aspiración que ahora empezará a hacerse realidad.

Con este importante paso adelante, la universalización del tren en Mallorca empieza a ver la luz. Para más adelante queda lograr financiación para el tranvía palmesano, que es la otra gran apuesta por el transporte público del Govern. Con noticias como ésta, nuestra comunidad camina con firmeza hacia la consecución de un modelo de sociedad moderno, respetuoso con el medio y sensibilizado con el futuro y con el turismo.