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Bajo el lema 'Sent el disseny', la Escola Superior de Disseny ofreció ayer un desfile de moda con las mejores prendas de los alumnos de Estudios Superiores de Diseño de Moda.

En el acto de clausura, que contó con la presencia de la Consellera d'Educació, Barbara Galmés, y la Consellera de Comerç, Indústria i Energia, Francesca Vives, se hizo entrega de 54 diplomas a los estudiantes de las distintas materias que ofrece el centro. A continuación tuvo lugar el desfile de moda con las mejores prendas que han diseñado los alumnos durante el curso, así como sus trabajos de final de carrera.

Las colecciones presentadas, por orden de salida, fueron: 'Minimal colurs', de Marián Goméz, de líneas simples, cortes estratégicos y uso de colores primarios. 'Loft', de Elena Flores, de vestidos sencillos y vaporosos sin renunciar a la sensualidad y la elegancia. 'Pop school', de Mar Ferrer, inspirada en el Pop Art, divertida y fresca que evoca a la infancia. 'Parapatchin' para gente divertida que rompe con los tabúes y estereotipos de la sociedad. 'Man's ruin', de Patty López, con ropa estampada de carácter urbano que realza el cuerpo femenino. 'Slim', de Raquel Seguí, para un hombre fresco y dinámico que apuesta por la informalidad. 'Sirkfetish', de Cristina Chaparro, desvela un universo de fuego y erotismo con delicados encajes y puntillas. 'Le parisienne', de Mar Muñoz, que recuerda la Europa de entreguerras con tejidos suaves, tonos neutros y toda la gama del rosa. 'Le chat rose', de Cati Llompart, con creatividad y entusiasmo basado en temas como los juguetes o el fondo marino. 'Un momento atemporal', de Laura Sánchez, vestidos de novia para una mujer joven y atrevida. 'Les djinns', de Iván Ferrero, con prendas de vestir muy femeninas de lino, cuero, lana o algodón. 'Vivido', de Silvia Blasco, que representa un viaje por el Mediterráneo desde Grecia hasta los años 70. 'El nuevo Gótico', de Nora Benhayi, explora la subcultura urbana sin abandonar la originalidad y la comodidad. 'Ribotika', de M. Magdalena Ribot, basada en el futurismo vivido en los 60 con plásticos y latex. 'Ningú sap que sóc Déu', de Victòria Gil, ausente de color que representa un viaje a nuestro interior.