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PEDRO PRIETO Un domingo de Pascua más se celebró en la Seu palmesana la tradicional procesión del Encuentro, que precedió a la misa pascual. Es, como decimos, la del Encuentro una procesión muy arraigada en tierras mediterráneas. La de la Catedral de Palma discurre por las dos naves laterales. Por la de la izquierda, mirando al altar, va Jesús resucitado. Abre el cortejo el obispo de Mallorca y el Cabildo. Por el de la derecha se aproxima al altar la Virgen.



El templo está a rebosar de fieles y policías, todos de la seguridad de la Casa Real, que lo tienen controlado prácticamente todo, desde la misma entrada del templo donde revisan cualquier bolsa u objeto sospechoso. Nos consta "pues así ha sucedido años anteriores" que algunos de los fieles se quedaron a la misa siguiente, la de doce, a la que asiste la Familia Real al completo, porque ¿quién se resiste a no estar cerca de ellos una vez que uno ya se encuentra allí?

En el momento en que ambas imágenes llegan a pies del Altar Mayor, se detienen. Una frente a la otra. Jesús a la izquierda, la Virgen a la derecha. Mirándose ambas. De pronto, la Virgen inclina por tres veces la cabeza. Es el saludo del esperado reencuentro. A continuación, las imágenes son depositadas a ambos lados del altar y da comienzo la misa solemne.

Las imágenes, que ocupan un lugar en sendas capillas de la Seu, tienen dueño. La Virgen pertenece a la familia Truyols, el Cristo, a la de los Dameto. De ahí que Jesús sea transportado por Gabriel y Nicolás Siquier Dameto, Gabriel Dameto y Felipe Villalonga, siendo acompañado por Juan Ignacio y Eduardo Ribas, José Luis Ribas y Pedro Palou de Comasema.

Por su parte, la Virgen es transportada por Luis, Xisco, Fernando y Ramón Truyols, y le acompañan, portando cirios encendidos, Luis y Nicolás Truyols Rosselló; Alejandro Muñoz Juan de Senmenat, Mercedes Tur, Magdalena Paula Durán, Carmen Truyols, Inés Feliu, Victoria Truyols, Dolores Rosselló, Miguel Martínez Campos Montaner y la señora de Ribas.