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La procesión de La entrada de Jesús en Jerusalén abrió ayer tarde el primer desfile penitencial de la Semana Santa de Palma. La buena temperatura reinante animó a centenares de ciudadanos a salir a ver este desfile, que empezó en la iglesia de Sant Jaume y discurrió por la plaza de Joan Carles I, Unió, Mercat Vell, Weyler, Riera, Rambla, Via Roma, Bisbe Campins, Bonaire, Berenguer de Sant Joan, Santa Maria del Sepulcre, Jaume III, Bonaire, Sant Martí y Concepció.

Pocos cortes se dieron en este desfile a excepción del registrado entre el Teatre Pincipal y la Rambla con una duración de unos diez minutos, y el paso a hombros de costaleros de la cofradía Cristo del Gran Poder, finalizó su recorrido en Jaume III.

Abrieron el desfile cuatro ejemplares de la Sección Montada de la Policía Local, seguida de los Tamborers de la Sala, actuando el jefe sustituto Joan Frontera.

La participación cofrade la encabezaron las tres cofradías invitadas: Nuestra Señora del Carmen de Pòrtol, Santo Cristo de s'Arenal, y la del Carmen del Coll den Rabassa. Detrás, las treinta y dos cofradías de la asociación palmesana, cuyos miembros portaron ramos de olivo y palmas. La representación juvenil e infantil fue muy numerosa, y los pequeños disfrutaron ofreciendo caramelos durante el recorrido.

La cofradía Cristo del Gran Poder aportó el paso de María Santísima de la Concepción que fue portado a hombros por los costaleros, que contaron con cuadrilla de repuesto, y se mereció los aplausos de la gente en varios tramos. La de Santa Mónica procesionó el paso Cristo del Amparo camino de Getsemaní.

La cofradía Jesús del Buen Perdón salió este Domingo de Ramos bastante reforzada respecto del año anterior, y destacó por el cuidado de su estructuración. Incluyó los pasos Virgen de las Angustias y el de Jesús del Buen Perdón que por vez primera en esta procesión estuvo acompañado por la escuadra de Antiguos Caballeros Legionarios.

Tras unos años inactiva, se recuperó ayer la cofradía de San Miguel Arcángel que participó como nueva que es todavía con pocos cofrades y portó rico estandarte bordado en hilo de oro.