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El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, acompañado por el Cabildo de la Catedral, celebró ayer la tradicional bendición de palmas y ramos en el Palacio Episcopal.

En comitiva, los fieles se dirigieron a la Catedral, donde se celebró la Misa de la Pasión.
En la homilía, Murgui invitó a los numerosos fieles que se dieron cita en la Seu a la confesión de los pecados. Asimismo, incidió en la importancia de practicar el ayuno, la abstinencia y la limosna «sobre todo el Viernes Santo».

El obispo de Mallorca recordó la conveniencia de vivir de forma «activa» la Semana Santa y «revivir» el misterio de la fe cristiana.
El Domingo de Ramos «es el pórtico de la Semana Santa», es el momento de «obtener el perdón de Dios», de buscar «el silencio, la oración y el encuentro con Dios», dijo Murgui.

La festividad del Domingo de Ramos rememora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y, más atrás en el tiempo, la salida y libertad del pueblo judío de Egipto. Una libertad que, siglos después, todavía centra el eje de la fe cristiana.

El Capítol de la Seu, como siempre, puso a disposición de fieles, turistas y curiosos numerosas ramas de olivo en el patio del Palacio Episcopal.
Por otra parte, en la puerta de la Almoina, desplegaban ya, por último día, las palmas elaboradas por Isabel Planiol y Felipe Navarro.
Hace más de veinte años que la empresa de esta manacorina «Viveros la palmera» elabora las palmas que luce el obispo.
«La palma del obispo Jesús Murgui la hemos elaborado en Elche, ya que se trata de un trabajo muy fino, hecho especialmente para él», comentó.
Un proceso que comenzó a partir del mes de octubre del pasado año. «Durante una semana exponemos nuestro trabajo aquí en la Catedral», comentó Isabel Planiol.