Los Tamborers de la Sala abrieron el típico pasacalles, que finalizó en la Plaça de Cort. Foto: NURIA RINCÓN

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Con un gélido ambiente, en las actuaciones y exhibiciones organizadas a primera hora, comenzaron las fiestas de Sant Sebastià 2008. Niños y niñas de la escola de ball de l'Asumpciò comenzaron a bailar pasadas las 10.30 horas en la plaça Major de Palma. Tan sólo una docena de personas, en su mayoría familiares de los pequeños componían el poco público, además de algún transeúnte o turista despistado que hacía un alto en el camino para ver a las pequeñas payesas.

Mientras tanto, en la plaça d'Espanya, se reunían caparrots, gegants i dimonis. A ellos se unían un activo grupo de jóvenes estudiantes armados de tambores, dispuestos a hacer lo posible para ofrecer una batucada. Quienes tenían claro su papel, y vestidos de manera correcta, son los tradicionales xeremiers, quienes dieron aire a sus xeremies y las hicieron sonar, mientras alguno se animaba a realizar algún ball de bot.

También poco público en la plaça de Espanya. Y, quienes paraban se preguntaban el porqué de ese festejo. La batucada decepcionó, no por las ganas que ponían los chavales ,sino por el lamentable ritmo y coordinación entre ellos que más que sonido lo que realizaban era un descoordinado ruido con sus tambores.