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A.MATEOS La huella de los 'caps de fibló' persiste aún en Mallorca 40 días después de su paso por la Isla. Una prueba de ello son los árboles caídos que se pueden encontrar en el Camino de la Real.

Además de la mala imagen que proporcionan estos destrozos suponen un peligro, ya que el desprendimiento de piedras hacia la calzada es constante.
Una ciudad como Palma, cuya principal fuente de riqueza es el turismo y que quiere promocionar zonas diferentes al sol y playa para desestacionalizar el sector, no puede cometer estos errores.

No sirve de nada desplazarse a las ferias turísticas para promocionar las Islas si cuando llegan los turistas se encuentran con esta lamentable imagen. Además, los palmesanos tampoco merecen ver esta imagen.

No obstante, esta no es la única zona de la capital balear en la que aún no se han reparado los destrozos ocasionados por el temporal del pasado cuatro de octubre. Es cierto que hubo muchos daños, pero también lo es que se podrían haber reparado en más de cuarenta días.