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LAURA MOYÀ Si la primera jornada del debate se caracterizó por pasar de puntillas por la herencia que el Govern de Matas dejó al actual ejecutivo autonómico, la segunda jornada sí recordó y tuvo muy presente ese pasado. Antoni Diéguez, el portavoz del grupo socialista en el Parlament, fue quien más rememoró esa etapa, utilizando, para la ocasión, términos futbolísticos: «Nos encontramos el terreno de juego en mal estado, lleno de agujeros», aseguró, para, acto seguido, enumerar una serie de actuaciones concretas: el metro, las residencias «inauguradas aunque sin funcionar» o el Palma Arena. Sin embargo, para el PSIB, con Antich en el Govern ha llegado «otra forma de gobernar» en la que se «ha pasado de la espectacularidad a la utilidad».

Una espectacularidad que, según Diéguez, ha tenido como consecuencia una deuda de más de 3.000 millones de euros que ha puesto en evidencia la «pésima gestión y despilfarro» del anterior Govern y su decisión de priorizar la «política de la imagen». «Balears no hubiera aguantado otro gobierno liderado por el PP», afirmó.

Como ejemplo del despilfarro del anterior Govern, el socialista citó dos ejemplos. Primero, la decisión de alquilar un edificio que «iba a servir como sede de la Conselleria d'Immigració por 480.000 euros y que finalmente no se utilizó» y, segundo, el contratar «a un hombre por 3.000 euros para colocar el mobiliario de la Conselleria d'Interior».

Para Diéguez, durante estos 120 días se han materializado «logros impensables» hace unos meses como, por ejemplo, los convenios de carreteras firmados entre el Gobierno central y los consells de Mallorca y Menorca y los 2.800 millones de euros que recibirá Balears en seis años a través de los Presupuestos Generales del Estado.

Esta «intensa actividad» llevada a cabo por Antich desde que tomó posesión de su cargo quedó «justificada» durante el discurso del martes ya que «no presentó iniciativas mediáticas».

Sin embargo, para el portavoz socialista el principal obstáculo con el que se encontrará el actual Ejecutivo será «la oposición», con quienes «será imposible crear un espacio de acción común» hasta que «no pasen las elecciones generales», que se celebrarán el próximo mes de marzo. «Se cortarán la mano antes de dársela», ironizó, para, después, asegurar que esto sucede debido a «la deriva radical en la que se halla» el Partido Popular y a su alineación con polémicas marcadas por el partido a nivel nacional, como el debate sobre la monarquía o el terrorismo.

Diéguez quiso recordar durante su intervención el discurso del estado de la Comunidad que Jaume Matas protagonizó hace cuatro años. El portavoz socialista explicó que, en esa ocasión, el por aquel entonces presidente empleó el 90 por ciento de su tiempo en criticar al gobierno anterior y «no anunció ni una sola ley». «Sólo dio a conocer una actuación concreta contra la procesionaria». Acto seguido, utilizó una frase de Cicerón en latín para ironizar sobre la marcha de Matas y la situación actual del PP: «Él se ha ido escapado, evadido, desaparecido». Después, pasó a Séneca: «Ningún viento es favorable si no se sabe hacia dónde va».

Durante su discurso, el portavoz socialista en el Parlament sólo hizo una advertencia: «La urgencia no nos tiene que llevar a la improvisación». Después, aplaudió la apuesta por «infraestructuras silenciosas» como el tren y por una remodelación del puerto de Palma que no implique «hipotecar su futuro con megalomanías bananeras», en clara alusión al proyecto de Santiago Calatrava promovido por el anterior gobierno.