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La iglesia de San Clemente, del siglo XVIII, es una de las muchas iglesias destruidas por el terremoto que devastó el sur de Perú. Entre sus escombros murieron 140 personas el 15 de agosto, 40 de ellas de una misma familia, presentes en el funeral de uno de sus integrantes. El sacerdote que oficiaba la misa acababa de dar la bendición final cuando la tierra empezó a temblar.

«Yo estaba en ese momento en la casa parroquial. En cuanto empezó el temblor me coloqué bajo el marco de la puerta de entrada y durante los tres minutos y medio, interminables, que duró el terremoto vi cómo caían las paredes de la iglesia y luego una gran polvareda lo invadió todo. Cuando acabó, vi al sacerdote salir herido de entre los escombros, y a los feligreses que pudieron salvarse, los que ocupaban las primeras filas en la iglesia. Fue algo espantoso». Así recuerda Alfonso Barrade (Pamplona), párroco de San Clemente, el terremoto más fuerte de todos los vividos en los 40 años que lleva en Perú.

La ciudad de Pisco fue la más castigada por el terremoto. Aunque la devastación es prácticamente total en toda el departamento de Ica, la imagen que ofrece Pisco es la más desoladora porque prácticamente todos los edificios, y no sólo los construidos con adobe, han quedado destruidos. Tambo de Mora, en la playa de Pisco, sufrió, además, el maremoto que llegó tras el seísmo y allí ya no es posible acometer ni siquiera la reconstrucción de las casas.

Casi cincuenta días después del terremoto, y desde una carpa gigante que reemplaza el edificio que fue la iglesia de San Clemente, Alfonso Barrade recuerda que las primeras ayudas que llegaron a su parroquia precedían precisamente de Balears. Margarita Colmillo, religiosa de la congregación Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, llegó a Pisco diez días después del terremoto con una aportación económica procedente de la Delegación de Misiones de Mallorca, y pocos días después llegó la religiosa menorquina Felisa García Llompart, de la misma congregación, con el resultado de una recolecta espontánea organizada en su ciudad, Es Castell.