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PEP ROIG Se las empieza a conocer como «barreras asesinas», y más después de los últimos y trágicos accidentes que se han producido en las carreteras de la isla y también en la Península, lo que ha motivado la protesta de los motoristas, principales afectados por el problema.

Pero para Gonzalo Aguiar, director insular de Carreteras, también se les puede llamar «barreras salvavidas», «porque han salvado algunas».
Lo cierto es que a nadie se le escapa la peligrosidad de esas metálicas bandas laterales, que se tornan en cuchillos según tropiece con ellas los motoristas accidentados. «El problema es que cuando se homologaron esas biondas no se tuvieron en cuenta los vehículos a dos ruedas», argumenta Aguiar, quien es consciente, y dice que están en ello, de que hay que corregir la situación, lo que equivale a poner un plan a corto, medio y largo plazo. Y así se lo dijo a los representantes de los motoristas, en una reunión mantenida el miércoles, tendente a concretar un convenio de colaboración que ayude a eliminar en lo posible los puntos negros de las carreteras de la Isla.

Discrepa de las acusaciones de impasibilidad ante los problemas viales. «En este último año hemos invertido ocho millones de euros en aplicar capas antideslizantes, porque se trata de que cuando el conductor pisa el freno el vehículo quede parado. Y eso es para todos los vehículos, no sólo las motos. Esa es una de las primeras medidas que hemos adoptado porque pensamos que es importante».

Pero, concretando en lo de las barreras de protección, asegura que entra en los planes de su departamento la instalación de la barrera de hormigón en toda la línea de autovías, tal como se instalaron en el desdoblamiento de la carretera de Manacor, y las autovías de Llucmajor y Peguera. «Pero no es tan fácil, porque para ese tipo de construcción es preciso disponer de drenajes. Colocar una bionda metálica es mucho más fácil, porque se clava y ya está. Otro problema a superar, es el presupuesto, por eso esperamos poder superarlo tras la firma del convenio de carreteras con el Estado».

Gonzalo Aguiar explica que el plan de seguridad no consiste únicamente en colocar barreras. «porque, a veces, colocar barreras complica la seguridad. En la nueva carretera de Campos a sa Ràpita no instalaremos ni una sola barrera, porque allí habrá las paredes de piedra. En la carretera de Santa Maria a Sencelles quedará la misma bionda, con un faldón».